En los últimos días, Brasil ha sido sacudido por una serie de inundaciones que han afectado gravemente a la región sur del país, concretamente el estado de Rio Grande do Sul. Este desastre natural no solo ha causado estragos en la población local, sino que también ha tenido un impacto significativo en la producción agropecuaria, con repercusiones que podrían sentirse en la industria avícola de Argentina y más allá.
En una entrevista exclusiva para el programa radial “Cátedra Avícola & Agropecuaria”, el periodista agropecuario brasileño Daniel Azevedo Duarte proporcionó una visión detallada de la situación actual en Rio Grande do Sul.
Según Duarte, las lluvias intensas que azotaron la región durante las últimas semanas han sido históricas, con un volumen de precipitaciones que supera con creces las medias esperadas para todo el mes de mayo. Esta situación ha llevado a la inundación de una gran parte del estado, desplazando a más de un millón y medio de personas y afectando gravemente a la agricultura y la ganadería.
En términos de producción agropecuaria, las estimaciones iniciales sugieren que Rio Grande do Sul podría perder hasta nueve millones de toneladas de granos, así como una parte significativa de su producción porcina y avícola.
“Las primeras estimaciones apuntan a casi 500 millones de prejuicios solamente para el agro.”
Además de las pérdidas materiales, las inundaciones han provocado un número significativo de víctimas, con más de 100 personas fallecidas, cientos de desaparecidos y miles de heridos. La magnitud de la tragedia ha llevado a un llamado de emergencia tanto desde la sociedad civil como desde el gobierno, con la liberación de recursos financieros y la implementación de medidas de apoyo para los afectados.
Sin embargo, como señaló Duarte, la situación sigue siendo muy incierta y se espera que empeore en los próximos días debido a las previsiones de más lluvias intensas. Esto plantea interrogantes sobre la capacidad de recuperación de la región y la necesidad de medidas preventivas a largo plazo para mitigar el impacto de futuros desastres naturales.