En el marco del Día Nacional de la Avicultura, celebrado el pasado 2 de julio, Roberto Domenech, Presidente del Centro de Empresas Procesadoras Avícolas (CEPA), reflexionó sobre la evolución de la avicultura argentina y su futuro.
Domenech destacó que la celebración del Día Nacional de la Avicultura tiene más de 35 años de historia, aunque la conmemoración del 2 de julio como tal data de épocas aún más antiguas. Este día fue establecido en honor a la llegada de las primeras aves domésticas a la Colonia San José en Entre Ríos, fundada por el general Urquiza. Esta iniciativa fue el germen de lo que hoy es una industria vital para la economía argentina, inicialmente centrada en la producción de huevos y luego expandida a la producción de carne de pollo.
Uno de los puntos clave en la entrevista fue la transformación de la industria avícola a través de la integración vertical. Domenech, quien ha sido testigo y partícipe de este proceso desde sus inicios en los años 60, explicó cómo esta estrategia permitió estabilizar la producción y mejorar la eficiencia. Antes de la integración, la industria se caracterizaba por su volatilidad y falta de continuidad en el trabajo. La implementación de la integración vertical trajo consigo estabilidad, eficiencia y un crecimiento sostenido.
El desarrollo tecnológico también fue un tema destacado. Domenech recordó la construcción de la primera planta de procesamiento automatizado de pollos en Pilar, un hito que marcó el inicio de una era de innovación en la industria. Hoy en día, las plantas avícolas en Argentina tienen la capacidad de procesar hasta 14.000 pollos por hora, una cifra que en el pasado era inimaginable. Esta evolución ha sido fundamental para incrementar la producción y mejorar la competitividad del sector en el mercado internacional.
Sin embargo, Domenech subrayó que para mantener y mejorar esta posición, es crucial invertir en tecnología de punta y desarrollar mecanismos de financiamiento adecuados. La falta de créditos accesibles es un desafío que puede poner en riesgo las ventajas comparativas de Argentina en la producción de pollo. La capacidad de convertir maíz y soja en proteína animal de manera eficiente es una fortaleza que debe ser protegida y potenciada mediante inversiones continuas.
Finalmente, Domenech reflexionó sobre el cambio en los patrones de consumo de carne en Argentina. Aunque el consumo de carne bovina sigue siendo significativo, el consumo de pollo ha aumentado notablemente, superando incluso al de la carne bovina en términos de kilos por habitante. Este cambio refleja no solo una diversificación en la dieta de los argentinos, sino también el éxito de la industria avícola en adaptarse a las demandas del mercado.
Roberto Domenech no solo celebró el pasado y presente de la avicultura argentina, sino que también trazó un camino claro hacia el futuro. La integración vertical, la innovación tecnológica y la necesidad de financiamiento son pilares fundamentales para asegurar que la avicultura siga siendo una industria próspera y competitiva en Argentina.