En Cipoletti, plena Patagonia argentina, se encuentra Pollolín, la empresa avícola más austral del mundo. Durante la última edición de “Cátedra Avícola & Agropecuaria”, tuvimos la oportunidad de entrevistar a Fabián Maionchi, Gerente General de Pollolín, quien compartió la fascinante historia y evolución de la compañía.
Los comienzos de Pollolín
La historia de Pollolín se remonta a 1961, cuando Roberto Maionchi, recién egresado de la secundaria, y luego de trabajar dos años en una empresa frutícola de la región, decidió renunciar a su empleo y dedicarse a la cría de pollos. Con solo 50 pollitos y en una pequeña pieza de adobe, comenzó a faenarlos a mano y a venderlos en bicicleta, cruzando el puente ferroviario hacia Neuquén. Estos humildes comienzos marcaron el puntapié de lo que hoy es la empresa avícola más importantes de la región.
En 1968 la empresa comenzó a consolidarse. Gracias al regalo de una chacra por parte de su padre, Roberto pudo establecerse en un lugar fijo y expandirse. Desde aquellos modestos 50 pollos, la empresa ha crecido a una faena actual de 78 mil pollos diarios, manteniéndose siempre en la misma ubicación, pero comprando chacras vecinas y expandiendo sus instalaciones.
La incorporación de la segunda generación
Fabián Maionchi se unió a la empresa en 1992, después de completar una tecnicatura en producción agropecuaria en Buenos Aires. Aunque planeaba tomarse un año sabático, rápidamente se involucró en la producción primaria, trabajando directamente en las granjas y aprendiendo todos los aspectos del negocio desde abajo. Con el tiempo, sus hermanas también se unieron a la empresa, y juntos han llevado adelante la gestión de Pollolín.
Una de las particularidades de Pollolín es que los padres de Fabián aún están activamente involucrados en la empresa. Esta dedicación y compromiso han sido fundamentales para el crecimiento y éxito de la compañía. “Es toda una vida trabajando y son gente de trabajo como la mayoría de las empresas avícolas del país”, comenta Fabián, destacando el esfuerzo y sacrificio que han hecho sus padres y que él mismo ha experimentado desde los 22 años.
Mirando al futuro
La tercera generación de la familia Maionchi ya está comenzando a integrarse en la empresa, con Juan Montero, sobrino de Fabián, incorporándose en el área gerencial. Mirando hacia el futuro, Fabián es consciente de los desafíos que enfrenta Pollolín, especialmente en el contexto económico y competitivo del país.
“Hoy estamos en un proceso de estabilización y creo que tenemos que ser muy productivos, pensando en la apertura de los mercados”, menciona Fabián. Para él, es crucial que la empresa y la industria avícola argentina en general se adapten a los estándares internacionales para poder competir globalmente. “Necesitamos ser mucho más productivos”, afirma, señalando que la Patagonia presenta desafíos adicionales debido a su distancia, clima y temperatura.
A pesar de estos retos, Fabián ve un futuro prometedor para Pollolín. Con un enfoque en la productividad y la apertura de mercados internacionales, espera que la empresa continúe creciendo y consolidándose como un referente en la industria avícola. La historia de Pollolín es un testimonio del esfuerzo, dedicación y visión de una familia que ha sabido transformar una pequeña iniciativa en una empresa próspera y en constante evolución.