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    Granja Amalur: La avicultura libre de jaula como modelo sustentable en Tandil

    Teresa Bauzada, de Granja Amalur en Tandil, nos cuenta su experiencia con la producción de gallinas libres de jaula. En una entrevista con Cátedra Avícola & Agropecuaria, compartió su enfoque en el bienestar animal, la producción agroecológica y el equilibrio entre sostenibilidad y calidad en la avicultura.

    En un mundo donde el bienestar animal y la producción sustentable están tomando mayor relevancia, la historia de Teresa Bauzada y su Granja Amalur en Tandil se destaca como un ejemplo de cómo la avicultura libre de jaula puede ser un camino hacia un futuro más consciente. Teresa comenzó este proyecto casi por casualidad, con solo un par de gallinas para consumo familiar. Sin embargo, lo que comenzó como un pasatiempo pronto se transformó en una operación más formal, y hoy cuenta con 300 gallinas libres de jaula, en una chacra de 7 hectáreas donde la sustentabilidad y el respeto por los animales son los pilares.

    En la entrevista realizada por Adalberto Rossi para Cátedra Avícola & Agropecuaria, Teresa relata cómo el manejo diario de las gallinas es un trabajo que requiere dedicación. Desde la alimentación hasta la recolección de huevos, la rutina diaria en Granja Amalur es intensa pero gratificante. “A las 8 de la mañana les damos de comer, abrimos las cortinas del galpón y empezamos con la primera recolección de huevos. Luego, cada dos horas repetimos el proceso, mientras las gallinas disfrutan de su tiempo al aire libre”, explica Teresa.

    Una de las grandes ventajas que Teresa ha notado en la producción libre de jaula es la tranquilidad y el bienestar de las gallinas. A diferencia de las granjas industriales con producción intensiva, en las que el ruido es ensordecedor, las gallinas de Granja Amalur viven en un ambiente sereno, con libertad para pastorear durante todo el día. “El único ruido que escuchamos es cuando están cacareando al poner un huevo. Por lo demás, están tranquilas, y eso se refleja en su comportamiento y en la calidad del ambiente en el que viven”, comenta Teresa.

    Otro aspecto clave que Teresa resalta es la diferencia en el manejo de los desechos. En su granja no se siente el fuerte olor a amoníaco que es común en las producciones intensivas. Al estar al aire libre y tener espacio para moverse, las gallinas contribuyen a mantener el suelo en mejores condiciones, evitando la acumulación de desechos en un solo lugar y promoviendo un manejo más natural y menos contaminante del entorno.

    Uno de los desafíos que enfrentan los productores de huevos libres de jaula es la comercialización. Teresa vende su producción diariamente, asegurando que los huevos que llegan al consumidor sean frescos y de alta calidad. “Nosotros vendemos los huevos el mismo día que se ponen, y eso es algo que valoran mucho nuestros clientes”, afirma. Sin embargo, reconoce que no todos los consumidores están dispuestos a pagar más por estos productos. “Algunos lo pagan, otros no, pero nuestro enfoque está en ofrecer un producto diferenciado, con bienestar animal y una producción más artesanal”, añade.

    La relación entre el bienestar animal y el valor percibido por los consumidores es un tema recurrente en la entrevista. Aunque el huevo libre de jaula no presenta diferencias nutricionales significativas respecto al huevo convencional, Teresa señala que lo que realmente motiva a los clientes es la idea de que están contribuyendo al bienestar de los animales. “La gente paga por la tranquilidad de saber que las gallinas viven mejor, y eso es lo que marca la diferencia”, reflexiona.

    Finalmente, Teresa no tiene planes inmediatos de expandir su producción. Para ella, el equilibrio entre el número de gallinas y la atención que les puede brindar es fundamental. “No quiero crecer solo por el hecho de ganar más dinero. Quiero poder seguir haciéndome cargo de las gallinas de manera adecuada, dedicándoles el tiempo que merecen”, afirma. Además, Granja Amalur tiene un proyecto a futuro: cultivar su propio maíz para alimentar a las gallinas y cerrar así el ciclo productivo de manera más agroecológica.