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    El Dr. Jorge Venturino apunta al tratamiento de las camas como estrategia contra la hepatitis por cuerpo de inclusión

    El Dr. Jorge Venturino, Gerente Técnico del Área Avícola en Biofarma SA, destacó la importancia del tratamiento de las camas como la única solución viable para reducir la carga microbiológica en las granjas avícolas. Venturino explicó cómo esta práctica, en combinación con otros métodos, puede mitigar el impacto de enfermedades como la hepatitis por cuerpos de inclusión.

    La bioseguridad es uno de los pilares fundamentales en la producción avícola, especialmente cuando se trata de prevenir y controlar enfermedades que pueden poner en riesgo la rentabilidad de las empresas. En una reciente entrevista con Cátedra Avícola & Agropecuaria, el Dr. Jorge Venturino, Gerente Técnico del Área Avícola en Biofarma SA, profundizó en los desafíos sanitarios actuales y planteó el tratamiento de las camas como una herramienta clave para reducir la carga microbiológica en los galpones.

    Según Venturino, las enfermedades como la hepatitis por cuerpos de inclusión y el síndrome de cabeza hinchada, entre otras, están volviendo a aparecer en la producción de pollos parrilleros. A pesar de los esfuerzos en bioseguridad y tiempos de descanso entre lotes, estos métodos ya no son suficientes. “La situación se complica porque cada nuevo brote de enfermedad aumenta la carga viral en el ambiente, generando mayores desafíos sanitarios”, explicó Venturino.

    Una de las preocupaciones principales en el sector es la creciente tolerancia hacia niveles de mortalidad que antes eran inaceptables. “Hoy en día, pareciera que hemos normalizado mortandades del 8% al 10%, cuando en otros tiempos ese porcentaje nos alarmaba”, comentó. Este aumento en la mortalidad no solo afecta la eficiencia productiva, sino también la rentabilidad de las empresas. La solución, según Venturino, no pasa solo por aceptar estas pérdidas, sino por implementar prácticas más rigurosas y efectivas.

    El tratamiento de las camas surge como una de esas prácticas innovadoras. Venturino subrayó que, si bien es crucial seguir descansando los galpones, esto por sí solo no es suficiente para controlar la propagación de enfermedades. “El tratamiento de las camas es la única forma de reducir la carga microbiológica y disminuir así los desafíos sanitarios”, afirmó. Esta técnica implica desinfectar y acondicionar las camas entre lotes, eliminando los patógenos que pueden sobrevivir en el ambiente y volverse un riesgo para los siguientes ciclos productivos.

    Uno de los grandes retos para implementar este tipo de estrategias es la falta de consenso y compromiso entre todos los actores del sector. “Esto es como el cambio climático, no podemos enfrentarlo de manera aislada. Se necesita un acuerdo colectivo para implementar las soluciones adecuadas”, señaló Venturino. La realidad es que algunas empresas prefieren mantener integrados que no cumplen con las mejores prácticas por temor a perderlos frente a la competencia, lo que crea un entorno propenso a la propagación de enfermedades.

    Además de los problemas estructurales, como la falta de crédito y la reticencia de algunos productores a invertir en nuevas tecnologías, el Dr. Venturino hizo un llamado a los empresarios del sector a ser más proactivos. “El no aplicar correctamente las prácticas de bioseguridad y tratamiento de camas genera un problema económico mayor que los metros de galpón que puedan faltar”, advirtió. La clave está en no dejarse inmovilizar por las dificultades, sino en adoptar nuevas estrategias que permitan cortar el ciclo de propagación de las enfermedades.

    En conclusión, el tratamiento de las camas se presenta como una herramienta esencial en la lucha contra las enfermedades avícolas. Según Venturino, la única forma de reducir la carga microbiológica y mejorar los indicadores productivos y económicos en las granjas es mediante el compromiso de todos los actores en la aplicación de nuevas prácticas sanitarias. Con una correcta implementación, es posible mejorar la eficiencia y asegurar la rentabilidad a largo plazo, incluso en un entorno sanitario desafiante.