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    El Desafío del Estrés por Calor en Aves: Consejos Claves para Mitigarlo

    Con temperaturas extremas previstas en varias regiones, el Médico Veterinario Juan Manuel Alonso comparte estrategias para enfrentar el estrés térmico en aves, una amenaza significativa para su bienestar y la producción.

    El estrés por calor es uno de los mayores desafíos que enfrenta la avicultura en climas extremos. Con temperaturas que superan los 34°C y niveles de humedad elevados, las aves experimentan dificultades para disipar el calor, lo que afecta su bienestar y rendimiento productivo. En una reciente entrevista para Cátedra Avícola & Agropecuaria, el MV Juan Manuel Alonso abordó este tema crítico, ofreciendo soluciones prácticas y consejos preventivos.

    Entender el estrés térmico: un enfoque integral
    “El estrés térmico no se trata solo de altas temperaturas, sino también de la humedad relativa”, explicó Alonso. Las aves, como los humanos, utilizan mecanismos como la convección, conducción y radiación para disipar el calor. Sin embargo, cuando estos sistemas naturales se ven superados, las consecuencias pueden ser fatales. Por ello, es fundamental anticiparse a los eventos climáticos extremos con medidas preventivas.

    El agua: un recurso clave para el bienestar de las aves
    Uno de los pilares para mitigar el estrés térmico es asegurar agua fresca y limpia a temperaturas por debajo de los 25°C. Durante olas de calor, las aves incrementan significativamente su consumo de agua, de una proporción habitual de 2:1 a una asombrosa 8:1 en relación a su ingesta de alimento. “Mantener el agua a una temperatura adecuada no requiere grandes inversiones, sino prácticas sencillas como el cambio frecuente de agua y la implementación de sistemas de enfriamiento básicos”, añadió Alonso.

    Mantenimiento y preparación: prevenir antes de lamentar
    Un error común, señaló Alonso, es esperar a los días de calor extremo para realizar ajustes en los sistemas de enfriamiento. Paneles evaporativos, ventiladores y rociadores deben estar en óptimas condiciones antes de la temporada calurosa. Además, prácticas simples como el “flushing” del agua y la optimización de la ventilación nocturna pueden marcar una gran diferencia en la reducción del impacto del calor.

    La alimentación y su rol en el estrés térmico
    El calor afecta el comportamiento alimenticio de las aves, reduciendo su consumo y provocando desbalances nutricionales que impactan directamente en la producción de huevos y el crecimiento. Estrategias como ofrecer “cenas nocturnas” para aprovechar las temperaturas más frescas y ajustar las fórmulas alimenticias para mejorar la densidad de nutrientes pueden ser claves para mitigar estos efectos.

    La educación como herramienta de prevención
    La capacitación de los granjeros es esencial para implementar estas estrategias con éxito. Alonso destacó que este año se llevarán a cabo cursos de posgrado en nutrición, así como charlas educativas destinadas a productores, con un enfoque en el manejo del estrés térmico. “Estas actividades permiten a los productores identificar los parámetros clave y tomar decisiones informadas para optimizar las condiciones ambientales y productivas”, comentó.

    Un llamado a la acción
    El estrés térmico es un desafío constante en la avicultura, pero con un enfoque preventivo y el uso de herramientas prácticas, es posible minimizar su impacto. Como señaló Alonso, no se trata solo de proteger el bienestar de las aves, sino también de garantizar la sostenibilidad económica de los productores. Las olas de calor extremas son una realidad que exige una respuesta proactiva de toda la industria.