El mercado de la carne bovina en Argentina enfrenta un 2025 con múltiples desafíos. Según el analista Víctor Tonelli, si bien se espera una estabilización de precios a corto plazo tras el fuerte aumento de los últimos meses, el escenario anual estará marcado por una menor oferta de hacienda y una creciente competencia entre consumo interno y exportación. “Tras el salto reciente, ahora veremos una meseta de precios, pero a lo largo del año la carne seguirá ajustando su retraso frente a la inflación”, afirmó Tonelli.
El especialista explicó que, aunque el precio de la carne subió un 20-25% en los últimos tres meses, todavía mantiene un retraso de 20 puntos frente a la inflación interanual. Esta brecha, según Tonelli, se irá cerrando de manera gradual a lo largo del año, impulsada por una menor oferta de ganado, resultado de la liquidación excesiva causada por la sequía de 2023-2024. “Habrá menos oferta y un consumo que se recupera, lo que inevitablemente presionará los precios”, señaló.
En cuanto al consumo interno, Tonelli destacó una recuperación significativa. Durante 2024, el consumo per cápita pasó de 44-45 kilos en el primer semestre a 50 kilos anuales hacia enero de 2025, reflejando una mejora en el poder adquisitivo. “El año cerró en 48 kilos, que es bajo en términos históricos, pero la tendencia es positiva”, comentó. Sin embargo, anticipó que la competencia entre el consumo local y la exportación por una oferta reducida podría generar tensiones en el mercado.
En el frente exportador, Tonelli prevé una caída respecto al récord de 2024, cuando Argentina exportó 970 mil toneladas, impulsada por una oferta abundante y la eliminación de restricciones. Para 2025, el experto estima una reducción de entre 80 y 100 mil toneladas, debido al encarecimiento de la carne argentina en dólares y a una menor disponibilidad de hacienda. “Con el dólar actual, Argentina pierde competitividad frente a Brasil, que lidera el mercado global con costos más bajos”, explicó.
El análisis de Tonelli también abordó el impacto de la carga impositiva y las altas tasas de interés, factores que obstaculizan la producción. Criticó especialmente el peso de los impuestos provinciales, como Ingresos Brutos, que se aplican en cada transacción de la cadena de producción. “Entre 1,5% y 3% de impuesto acumulativo por cada venta. Las provincias también deben poner las barbas en remojo”, afirmó.
Pese a este escenario desafiante, Tonelli se mostró esperanzado en que la estabilidad económica se traduzca en una baja de la inflación y un alivio fiscal para los productores. “Si logramos una inflación anual del 20%, como se proyecta, no podemos seguir con estas cargas impositivas y tasas de crédito del 2,5% al 3% mensual. El productor espera que el ajuste sea integral y no recaiga siempre sobre su espalda”, concluyó.
El 2025 se perfila como un año de transición para el mercado cárnico argentino. Con una menor oferta, un consumo en recuperación y un escenario exportador desafiante, el sector enfrenta un camino complejo, pero con la expectativa de que los ajustes macroeconómicos alivien la presión sobre la producción y fortalezcan la competitividad argentina en el mercado global.