Las recientes inundaciones en Bahía Blanca han puesto en evidencia una vez más la vulnerabilidad del sector agropecuario ante eventos climáticos extremos. En el caso de la avicultura, el impacto puede ser severo, afectando no solo la infraestructura de las granjas sino también la salud de las aves. El Médico Veterinario Yari Lucerna explicó que, si bien no existe un protocolo universal para afrontar estas crisis, hay medidas fundamentales que todo productor debe considerar. Entre ellas, el correcto mantenimiento de los grupos electrógenos, el stock de materia prima y la previsión de rutas alternativas para el abastecimiento de insumos.
Uno de los mayores riesgos en una granja avícola inundada es la exposición prolongada de las aves al agua y la humedad. Si bien algunas soluciones pueden incluir adelantar el envío de los lotes al frigorífico o reubicar los animales en instalaciones en mejor estado, Lucerna subraya la importancia de controlar la temperatura en los galpones para evitar que los pollos sufran estrés térmico. Asimismo, advierte sobre la proliferación de micotoxinas, un riesgo latente cuando la humedad es elevada, y la necesidad de garantizar el tratamiento adecuado del agua de bebida para evitar la contaminación de las napas.
Más allá de la emergencia, el veterinario destacó la importancia de la organización y la previsión dentro del sector. “La avicultura es una actividad 24/7, no hay margen para parar la producción por una semana”, señaló, poniendo el foco en la necesidad de estrategias de respuesta rápida ante contingencias climáticas. Además, resaltó la relevancia de la trazabilidad en la producción de huevos y el rol de la información confiable para los consumidores, en un mercado donde aún persisten mitos como el uso de hormonas en gallinas ponedoras.
Las tormentas y las inundaciones seguirán siendo un desafío recurrente para el sector agropecuario. Sin embargo, con planificación, inversión en infraestructura resiliente y medidas preventivas adecuadas, los productores pueden minimizar las pérdidas y garantizar la continuidad de la producción en momentos críticos.