Mientras los indicadores macroeconómicos muestran señales de recuperación, la percepción cotidiana del productor agropecuario —y del consumidor en general— sigue marcada por tensiones, aumentos de precios y escasa rentabilidad. Así lo planteó Santiago Giraud en su entrevista con el equipo de Cátedra Avícola & Agropecuaria, donde trazó un panorama claro sobre los avances, los desafíos pendientes y los riesgos latentes que enfrenta la economía argentina.
Según Giraud, la economía comenzó a mostrar señales de recuperación a partir de marzo de 2023, luego de un ajuste inicial fuerte que golpeó tanto la actividad como el poder adquisitivo. Aunque los salarios han mejorado respecto de los niveles del año pasado, todavía están lejos de los niveles de 2017. Esta disociación entre macro y micro explica por qué los consumidores —y muchos productores— siguen sintiendo que la economía “no arranca”.
El economista también abordó el impacto del escenario internacional, con un Estados Unidos más proteccionista que pone en jaque el sistema de comercio global establecido tras la Segunda Guerra Mundial. Para Giraud, estas disputas arancelarias —ya vividas en 2018— podrían afectar nuevamente a los mercados agropecuarios, alterando los precios internacionales y generando oportunidades puntuales para países como Argentina, aunque con mayor volatilidad.
En cuanto a la política cambiaria, Giraud explicó que, si bien el tipo de cambio está atrasado, el gobierno espera apoyarse en el ingreso de divisas por la cosecha gruesa y cerrar el acuerdo con el FMI antes de fin de abril. Este combo debería traer algo de estabilidad al frente cambiario. En ese sentido, estimó que si no hay un cimbronazo, la baja de retenciones implementada en los primeros meses del año podría quedar como medida permanente, ya que su costo fiscal es mínimo: apenas entre el 0,1% y 0,2% del PBI.
Sin embargo, Giraud advirtió que la competitividad no puede depender únicamente del tipo de cambio. En un contexto de alta presión fiscal, se necesitan reformas estructurales y reducción de impuestos para que sectores como el avícola, que combinan generación de empleo, valor agregado y exportaciones, puedan sostener su rentabilidad. “No se puede tener un dólar de los 90 con 30% de retenciones en la soja”, sentenció.
Por último, ante la consulta sobre cómo enfrentar la pérdida de poder adquisitivo diaria, Giraud recomendó prudencia: aprovechar el crédito disponible para bienes durables, pero con cuidado, ya que muchos productos aún están caros en términos internacionales. Para el productor avícola argentino, el mensaje es claro: prepararse para un 2024 de transición, con una macro que mejora de a poco, una micro aún golpeada y un mundo más impredecible que nunca.