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    Carne porcina en ascenso: desafíos y oportunidades de un sector en crecimiento

    El consultor porcino Juan Luis Uccelli conversó con Cátedra Avícola & Agropecuaria sobre el avance sostenido del consumo de carne de cerdo en Argentina, los riesgos del ingreso de carne importada, y las claves para mantener la calidad, seguridad y sostenibilidad del producto nacional.

    El consumo de carne porcina en Argentina ha crecido de forma sostenida en la última década. Con un promedio cercano a los 23 kilos per cápita por año, esta proteína se posiciona cada vez con más fuerza en la mesa de los argentinos. Sin embargo, el contexto actual presenta desafíos, entre ellos, la creciente importación de carne desde Brasil, que pone en tensión a la producción nacional. Así lo advirtió el consultor porcino Juan Luis Uccelli en una entrevista con Cátedra Avícola & Agropecuaria.

    “El sector viene creciendo desde 2012. Todos los años aumentó la oferta de carne”, explicó Uccelli. Sin embargo, alertó sobre una “tormenta perfecta” en el mercado interno, donde coinciden un exceso de carne vacuna no exportada, una fuerte producción de pollo, y el ingreso de carne porcina brasileña, lo que satura la demanda.

    Uno de los principales puntos de debate fue la calidad del producto importado. Uccelli detalló que la carne brasileña llega congelada, y en muchos casos es descongelada para su venta en carnicerías como si fuera fresca. “Eso rompe la cadena de frío, y ahí hay un riesgo sanitario”, advirtió. A su vez, criticó el contenido de agua en los cortes importados: “Están cobrando agua brasileña como si fuera carne”, afirmó con ironía. “Una bondiola puede perder hasta un 20 % de peso cuando la ponés en la parrilla”.

    La entrevista también derivó en una guía práctica para consumidores. “Lo mejor es comprar carne fresca, de origen nacional, envasada al vacío”, recomendó Uccelli, y agregó: “Si se compra congelada, hay que mantenerla así hasta el momento de cocinarla. Descongelarla y dejarla en la heladera dos días es un error”.

    En cuanto a las perspectivas de crecimiento del sector, Uccelli fue claro: “El aumento actual de la producción responde a inversiones realizadas hace 18 meses. Pero hoy no se están haciendo nuevas inversiones, y eso nos va a complicar dentro de un año y medio”. La diferencia con el sector avícola es clave: mientras el pollo tiene un ciclo corto de 2 meses, el cerdo requiere decisiones con 18 meses de anticipación.

    El consultor también hizo referencia al bajo precio relativo del cerdo frente a la carne vacuna y resaltó la versatilidad del producto: “Las milanesas de cerdo son espectaculares, la bondiola se puede hacer de mil formas y hay muchos otros cortes como chuletas y paleta que son económicos y riquísimos”.

    Finalmente, Uccelli propuso una mirada integral: elegir carne porcina nacional no solo es una decisión de salud y sabor, también lo es de soberanía alimentaria. “Si seguimos importando carne, estamos destruyendo nuestra producción. Y llegará el momento en que tengamos que depender de lo que venga de afuera”, advirtió.