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En las últimas semanas la altura del Río Paraná descendió en Rosario hasta el metro de altura, un nivel que no se registra desde el 10 de enero de 1989, y que derivó en mayores problemas a la logística en los puertos de la región, para la carga máxima de los buques, en plena etapa de cosecha de granos gruesos, exigiendo extremo cuidado en el practicaje para evitar varaduras. Pero también afecta a la actividad pesquera, a la tarea diaria de las plantas potabilizadoras, y a la navegación deportiva y de placer, entre otros aspectos.
Además, en plena cuarentena obligatoria por el coronavirus, la operatoria en la zona de los puertos se encuentra todavía afectada por las restricciones en el interior a la circulación de camiones, y semanas atrás por las medidas de fuerza de los trabajadores en la zona de carga y descarga de buques.
Un informe elaborado por la Bolsa de Comercio de Rosario, con datos de la Prefectura Naval Argentina hasta el día de ayer, reflejó que a la altura del Puerto de Rosario el Río Paraná apenas alcanzaba el metro de altura, muy por debajo del mínimo de 2,47 metros que tiene que registrarse para que Hidrovía S.A. tenga la obligación de garantizar el 90% del tiempo los 34 pies de calado.
Además, el informe atribuye la bajante en el Paraná a los registros de lluvias muy por debajo de lo normal en la cuenca de la Hidrovía Paraná-Paraguay. El déficit de lluvias tuvo su epicentro sobre el sur de Brasil, Paraguay y el noreste argentino sobre fines de febrero y marzo, y ha tenido un singular efecto sobre el cauce de los ríos Paraná, Paraguay, Uruguay e Iguazú, según informó el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) en los últimos días.
Pero también se advierte que la situación se puede agravar, ya que no existen pronósticos de precipitaciones al menos hasta mediados de abril, y si eso sucede, el caudal de agua puede tardar entre 20 y 30 días en provocar una suba del río a la altura de Rosario.
“La tendencia de la bajante del río tiene siempre un singular impacto en la logística de exportación pero hoy, en el marco de la pandemia mundial por coronavirus y su necesario impacto sobre los flujos globales de personas y mercadería, todo desvío de lo normal golpea con más fuerza. Si a lo anterior se le suma la temporalidad del fenómeno en plena cosecha gruesa argentina, se comprende por qué será imprescindible seguir con cuidado la tendencia del caudal del río en las semanas que vienen”, manifestaron desde la bolsa rosarina.
Los principales problemas
A continuación, y de acuerdo a lo publicado por los especialistas de la Bolsa de Rosario, las principales problemáticas que esta situación trae aparejada en relación a la logística de exportación y que reportan las mismas empresas del sector y analistas consultados:
. Necesidad de ajustar el volumen de carga: En un Handysize o Handymax que normalmente carga entre 35.000 y 40.000 toneladas, cada pie de calado que baja el río representa una pérdida de dicha capacidad de carga de entre 1.500 y 1.800 toneladas. En un Panamax, con una capacidad de carga en tono a los 60.000 a 65.000 toneladas, perder 3 pies de profundidad implica dejar de cargar entre 6.000 y 7.500 t/buque. En el caso que carguen harinas, la pérdida puede ser menor ya que ésta cubica más (pesa menos por volumen de carga).
En plena cosecha maicera, aquellas empresas que antes cargaban Panamax con 40.000 toneladas del cereal y completaban carga en Bahía Blanca/Necochea hasta las 60.000-65.000 toneladas, hoy salen del Gran Rosario con menos mercadería por la falta de profundidad obligándolas a cargar más maíz en esos puertos del sur bonaerense. Esto plantea problemas en la logística porque hay menor disponibilidad de cereal en el sur bonaerense y los costos de adquisición son más elevados
– Demoras en el proceso de exportación: La bajante obliga a mayor prudencia de los pilotos y prácticos en las maniobras con los buques, en particular en los canales de acceso y pasos críticos ya que existe una posibilidad creciente que se registren varaduras en el río, lo cual puede afectar la óptima navegación en el sistema
– Demoras en la llegada de las barcazas proveniente de Paraguay con soja; Las demoras se ubican entre 10 y 15 días. Esta mercadería es muy importante para la industria local porque, mezclada con poroto de soja de origen argentino, ayuda a elevar el nivel de proteína de la harina de soja para cumplir con las exigencias de la demanda internacional.
– Posibles demoras en la carga de buques con aceite de soja: Esto puede generar inconvenientes en las fábricas que tienen suficiente stock de mercadería para moler pero posiblemente tengan que demorar el ritmo de molienda, para no saturar la capacidad de almacenaje de aceite demorando -por tanto- el ritmo de exportación de harina.
– Posible ralentización del programa de embarques de maíz en Abril y Mayo, lo cual podría generar problemas de saturación en la capacidad de almacenaje del grano dentro de los puertos. A su vez podrían darse menos cupos para camiones para que ingresen con maíz al Gran Rosario.