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    El clima de la campaña 2020-21 se orienta hacia un fenómeno La Niña ‘débil’

    Analizado el estado del Pacífico, se observa que es neutral en estos momentos y que los modelos muestran la instalación de un fenómeno La Niña de baja intensidad hasta febrero y marzo del 2021.

    El especialista en climatología de la Bolsa de Comercio de Rosario, José Luis Aiello, proyectó que la campaña agrícola 2020-21 se desarrollará bajo la influencia del fenómeno La Niña “de baja intensidad” que “condicionará a la próxima cosecha gruesa de Argentina”.

    “El sector ya ‘compró’ una Niña y aparecieron las alarmas, pero además de La Niña hay otros forzantes que determinan las lluvias en cada una de las regiones de Argentina”, apuntó Aiello.

    En momentos de plena planificación y compras para el ciclo de granos gruesos 2020/21 y ante tantas confusiones frente al gran indicador de largo plazo que es el fenómeno Enso-Oscilación del Sur El Niño- es interesante volver sobre algunos conceptos y aclarar algunas dudas.

    Aiello advirtió que al presente, el estado del Pacífico es neutral. “Los modelos nos muestran una tendencia hacia la instalación de una Niña de baja intensidad que estaría presente hacia septiembre próximo”.

    Ese La Niña seguiría instalado hasta febrero y marzo del 2021, a partir de donde comenzaría a amortiguarse el enfriamiento. “O sea que vamos a transitar la cosecha gruesa bajo condiciones de Niña de baja intensidad”, dijo el especialista.

    Si bien la presencia de una Niña significa que el gran moderador climático no va a jugar a favor de Argentina, la real oferta de agua dependerá de los fenómenos regionales, los cuales no tienen que ver con el Pacífico.

    “La lectura que hay que hacer es la siguiente: La Niña se asocia o impacta en forma negativa para los cultivos de la gruesa en Argentina, no para la fina. Pero, las anomalías o lo que se denomina tiempo extremo determinará la real oferta de agua durante la gruesa. Además de La Niña hay otros forzantes que determinan las lluvias en cada una de las regiones de Argentina”, aclaró Aiello.

    Por eso, debe trabajarse con escalas espaciales precisas que caractericen el nivel de riesgo zonal. Cada productor o empresa dedicada a la producción agrícola debería identificar sus periodos críticos. Desde el punto de vista climático, tiene que generar sus indicadores de riesgo para seguir trabajando en el ajuste de la siembra.

    Fuente: Agrolatam