Primero tuvimos miedo al Covid19. Luego al impacto económico de la cuarentena. Más tarde a las consecuencias del encierro mismo, y cada cual con su angustia personal. Finalmente tuvimos miedo a tener miedo. Lo racional se fue despegando de lo emocional a medida que sumamos temores.
Veamos que todavia el 23.1% tiene mucho temor al Coronavirus, y el 54.4% tiene algo de temor. No afloja. Consideremos también que el 45.1% está de acuerdo con extender la cuarentena hasta fines de agosto, núcleo que apenas ha caído 3 puntos. Estos datos parecen ser incoherentes respecto del fastidio que retratan distintas mediciones y que se siente por todos lados. Así es.
Hay que analizar esa incoherencia tal como se presenta. En términos racionales seguimos temerosos, y aceptamos que la cuarentena nos protege. Pero simplemente no damos más. No es que no lo comprendamos, no es que seamos tontos, inconscientes o perversos desestabilizadores del gobierno.
Es que hemos traspasado la frontera del dolor psíquico tolerable, entonces la voluntad se quiebra. Ahora el Gobierno tiene miedo a nuestro miedo, y por eso toma la decisión de relajar la cuarentena (y extenderla) en el peor momento del pico de casos y muertes. Han tomado nota de que la sociedad no aguanta más el esfuerzo, y han procurado “blanquear” lo que ya estaba sucediendo de facto. Se han puesto incoherentes también para empatizar con la incoherencia de la sociedad que deben liderar. Utilizado como ejercicio de control social, el temor es una herramienta que data de miles de años, con un significativo cénit histórico en los consejos de Nicolás Maquiavelo.
Pero si bien ha funcionado mucho antaño, la sociedad evoluciona y habría que empezar a considerar que en tiempos de democracias liberales el mecanismo no funciona de la misma manera. Aunque estas democracias vivan épocas de crisis, aunque por todos lados aparezcan sociedades disgustadas capaces de generar cualquier herramienta con tal de pegarles un cachetazo, aunque esa crisis se maquille con rasgos populistas, queremos sentirnos libres.
Tarde o temprano queremos sentirnos libres. Entonces la estrategia del miedo se convierte en un péndulo. Puede apelarse al miedo para generar una conducta (en este caso resguardo, barbijo, alcohol en gel), y lograrla. Incluso celebrarla y demostrar los logros. Pero si se extiende excesivamente en el tiempo, el péndulo vuelve y genera el efecto contrario.
Mucho tiempo de temor genera una rebelión contra el miedo, una necesidad vital de romper la situación y cambiar las cosas. Incluso contra la razón y contra las normas. Una necesidad de reafirmación de libertad individual.
VALORACIONES
Con el péndulo volviendo, Alberto Fernández cae otro punto de imagen positiva situándose en 41.4%. Ha perdido entonces 27 de los 30 puntos que había crecido abruptamente al inicio de la cuarentena. Su imagen negativa se ubica 39.3% y, si bien los números son razonables todavía para con él, las líneas tienden a acercarse.
Horacio Rodríguez Larreta y Axel Kicillof perdieron también 1% de positiva. Cristina Kirchner se mantiene estable, pero creció 1 punto su negativa. El fastidio generalizado los va desgastando por goteo. Lo mismo sucede con las valoraciones de las gestiones de la crisis Covid19. ¿Cómo lo están haciendo? Alberto pierde tres puntos de la mayor valoración “Muy bien” que se trasvasan a “Bien”. Un punto de categoría “Mal” se convierte en “Muy mal”. Axel pierde dos de “Muy bien” y uno de “Bien” que se trasladan a “Mal” y “Muy mal”. Horacio pierde uno de “Muy bien” que se deposita en “Mal”. Otro ejemplo de desgaste por goteo.
NO TODO PASA
Las circunstancias pasan, pero los traumas quedan. El Coronavirus un día será recuerdo, pero las consecuencias en términos de pobreza, desocupación, inflación, inseguridad y demás, quedarán. La tensión social será enorme y los argentinos tendremos que transitarla con la carga de las heridas que nos han producido todos estos miedos. Con un esquema mental más desequilibrado que antes, que comienza a insinuarse en los resultados de las preguntas relacionadas con la justicia por mano propia y la tenencia de armas.
Autor: Lic. Jorge Daniel Giacobbe Director de Giacobbe & Asociados