Como se describió en la Parte 1, la salud intestinal de los animales es una relación simbiótica entre la calidad del alimento, la función intestinal y la microbiota, que involucra la digestión del alimento, la función de barrera de la mucosa y del intestino, la respuesta inmune y el equilibrio redox, según lo propuesto por Van de Gutche et al. (2018) para los estados de salud, antes y durante la enfermedad (Figura 1).
Muchos factores afectan esta relación simbiótica. En la Parte 1, describimos el impacto del deterioro microbiano y oxidativo de los alimentos en la salud intestinal y cómo el portafolio de productos y servicios de Adisseo puede contribuir a mejorar la calidad de los alimentos. Esta mejora en la calidad de los alimentos beneficia la salud intestinal al inhibir el crecimiento de hongos durante el almacenamiento, eliminando patógenos en el alimento y en el agua. De esta forma, se evita el deterioro oxidativo de las materias primas y las dietas ricas en grasas, además de reducir los riesgos de contaminación por micotoxinas, especialmente aquellas nocivas para las funciones intestinales, como la toxina T-2 y el deoxinivalenol (DON), durante todo el ciclo de producción de alimentos.
Si bien los alimentos seguros son un buen comienzo para la salud intestinal, su digestibilidad es otro pilar importante que no debe pasarse por alto. En este artículo, explicaremos el paso 2 del enfoque holístico de Adisseo para un mejor manejo de la salud intestinal, con el objetivo de mejorar la digestibilidad general del alimento, reducir las fracciones no digeribles y lograr efectos probióticos y prebióticos beneficiosos para el intestino.
Digestibilidad del pienso: fracción indigerible que actúa sobre la microbiota
Aunque los animales tienen una alta capacidad para digerir y absorber nutrientes de los alimentos, el nivel de digestión se ve afectado no solo por la disponibilidad de nutrientes, sino también por el tipo y nivel de factores antinutricionales como fitatos, arabinoxilanos y otros polisacáridos no almiláceos (PNA). En base a estos factores, podemos evaluar el nivel de digestibilidad de cada dieta y las cantidades de nutrientes que alimentan la microbiota intestinal. Las fracciones no digeribles influirán directamente en el desarrollo de la microbiota, que puede ser positiva – una microbiota que produce ácidos grasos de cadena corta, preservando la integridad de la capa de mucina y la pared intestinal; o negativamente: cuando hay un exceso de nutrientes no digeribles y fracciones específicas en el tracto intestinal, la microbiota tiende a desequilibrarse, creando las condiciones para un estado previo a la enfermedad.
En la producción animal sin antibióticos, es muy recomendable reducir los aminoácidos, grasas, carbohidratos y otros componentes no digeribles, lo que es difícil de conseguir en una fórmula de alimentación práctica. Sin embargo, existen algunas buenas prácticas que pueden ayudar a los animales a mejorar su microbiota y aumentar su capacidad de digestión.
Buena práctica no. 1: Evaluación nutricional precisa en materias primas para raciones.
La evaluación precisa de los ingredientes permite a los nutricionistas formular alimentos bien equilibrados con niveles más bajos de fracciones no digeribles. El servicio PNE (Precise Nutrition Evaluation) de Adisseo es una de las mejores herramientas para conocer el valor nutricional de las materias primas utilizadas en el pienso. Con más de 1 millón de análisis realizados y resultados de ensayos in vivo, el PNE proporciona las mejores calibraciones en base a tecnología NIRs del mercado. Esta herramienta permite a los nutricionistas conocer con precisión los valores de energía metabolizable y las proporciones digeribles e indigeribles de cada aminoácido en los ingredientes del alimento. El PNE también proporciona el contenido de fitato y pronto incluirá valores actualizados para las concentraciones de PNA en los ingredientes más utilizados en las dietas. Todos estos datos sobre los ingredientes de los alimentos pueden ayudar a estimar el nivel de nutrientes digeribles, así como las fracciones no digeribles, que son potencialmente aprovechadas por la microbiota.
Buena práctica no. 2: Uso de enzimas exógenas como fitasa y multicarbohidrasas
Estas enzimas actúan sobre varios sustratos, mejoran la digestibilidad y absorción del fósforo y aumentan el nivel de aminoácidos y energía en la dieta. La investigación ha demostrado que el uso de una dosis alta de fitasa puede aumentar la retención de fósforo entre un 35% y un 55% y reducir la quelación del fitato con aminoácidos, lo que conduce a una mayor absorción de los mismos.
En cuanto a las carbohidrasas, el mecanismo es mucho más complejo. Por ejemplo, Rovabio® es un complejo de multicarbohidrasas, que contiene 5 tipos diferentes de acciones enzimáticas, siendo las xilanasas, beta-glucanasas, celulasas, pectinasas y enzimas desramificantes como arabinofuranosidasas y feroloil estearasa las más relevantes. Todas estas enzimas proceden de la fermentación de Talaromyces versatilis que garantiza compatibilidad y efectos sinérgicos. Los estudios llevados a cabo en centros de investigación y granjas comerciales de todo el mundo han demostrado que Rovabio® puede aumentar significativamente la digestibilidad de la energía metabolizable, los aminoácidos y las grasas en las dietas. Dichos efectos provienen de la capacidad de Rovabio® para descomponer los complejos de PNA, disminuyendo la viscosidad de las dietas y combatiendo el “efecto jaula” causado por las paredes celulares de las plantas, permitiendo la liberación de nutrientes en el tracto gastrointestinal y la acción de enzimas digestivas endógenas (como proteasas, amilasas y lipasas), mejorando así la digestibilidad total de la dieta. También se desarrolló una herramienta para predecir la mejora en la digestibilidad utilizando nuestro complejo multienzimático, Rovabio® Predictor, que se basa en un meta-análisis de datos internos, para llegar a una matriz nutricional personalizada para cada desafío encontrado en las granjas.
Además, cabe destacar que los efectos de las enzimas pueden ir más allá de mejorar la digestibilidad de los aminoácidos y el suministro de energía, ya que las reacciones enzimáticas impactarán en la microbiota intestinal, proporcionando un entorno u oportunidad para la función probiótica o prebiótica, o ambas, en el intestino.
Buena práctica no. 3: Evaluación y selección de enzimas que aportan efectos beneficiosos sobre la salud intestinal.
Recientemente, científicos investigadores (Bonin et al., INRA, Nantes) observaron que Rovabio® puede mejorar la calidad de la digestión debido al resultado de su acción enzimática, con una disminución del tamaño molecular de los arabinoxilanos. Estas fracciones más pequeñas de arabinoxilanos pueden funcionar como prebióticos, en cantidades suficientes para enviar una señal y mejorar positivamente la función de la microbiota. Ensayos realizados en Francia con pollos de engorde; y en Brasil y España con cerdos demostraron que tales acciones mejoran y estabilizan significativamente la microbiota intestinal. Uno de estos estudios fue publicado en ISIGH (Yacoubi et al., 2017), donde se demostró que la fracción de arabinoxilanos producida por Rovabio® alteraba significativamente la composición de la microbiota en el ciego en pollos de engorda de 14 días, favoreciendo bacterias benéficas (Figura 2) con una disminución del marcador de inflamación intestinal – infiltración de células T en el íleon y ciego (Figura 3), y un aumento de los ácidos grasos de cadena corta producidos en el ciego, principalmente ácidos acético y butírico (Figura 4). Al mismo tiempo, los parámetros productivos como el consumo de alimento, la ganancia de peso corporal y la conversión alimenticia (FC) también mejoraron significativamente con las fracciones de arabinoxilano producidas por la suplementación con Rovabio® en el alimento (Figura 5).
Conclusión
La evaluación precisa de las materias primas de los alimentos basada en NIRs permite una formulación nutricional precisa, lo que garantiza niveles mínimos de fracción no digerible para estimular la proliferación de la microbiota en el intestino. El uso de una fitasa eficiente en la dieta en combinación con enzimas que degradan los PNA mejora aún más la digestibilidad general de nutrientes clave como energía, aminoácidos, calcio y fósforo, beneficiando a la microbiota a través de su efecto prebiótico e induciendo un ambiente microbiano saludable en el intestino.
En el próximo artículo, cubriremos el parte 3, cómo promover la resiliencia animal.
Las referencias están disponibles bajo petición.