Hablamos nuevamente con Aníbal Fernández Mayer, M.V. y Especialista en Nutrición del INTA Argentina sobre el tema: Alimentación alternativa para el ganado
La producción ganadera está sufriendo grandes cambios, en su expansión, en su localización geográfica, en la demanda del mercado interno y externo, en la búsqueda de “nichos productivos” que permitan responder a la mayor y específica exigencia en la calidad de las carnes, etcétera. De hecho, hoy en día el mercado con alto poder adquisitivo está incrementando sus exigencias.
En este proceso, la calidad de los alimentos que vayamos a usar en la dieta de los animales resultará clave porque de esa calidad y manejo de los alimentos dependerán: la producción de carne, la calidad de esas carnes y, por sobre todo, el resultado económico del sistema productivo.
Con el corrimiento de la frontera ganadera a regiones marginales de nuestro país, las condiciones para producir carne son cada vez “más duras”, por efecto del clima y de los suelos. Condiciones que se van a exacerbar con el tiempo porque las buenas regiones de la pampa húmeda serán ocupadas por la agricultura en una mayor proporción.
En este marco, existe una serie de alimentos, algunos nuevos y otros no tanto, diferentes a los tradicionales forrajes frescos de calidad (pasturas y verdeos), a los granos de cereal y a los forrajes conservados (silajes de planta entera, henos y henolajes).
Los desechos de frutas y hojas (banano, mandioca, entre otros) tienen un gran potencial nutricional, en general con un buen contenido en azúcares y con una alta proporción de agua. Debido a ello, el ensilaje es el mejor método para conservarlos.
Para asegurar una adecuada fermentación es necesario, en la mayoría de los casos, mezclar estos residuos con alguna fuente correctora (fibrosa, tipo pajas, o rica en azúcares, tipo granos o melaza). De esta forma se mejora la calidad y la condición del ensilado. Veamos otros casos:
- Pulpa de tomate. La pulpa (hollejo y semillas) representa un quinto del peso total del tomate fresco, tiene un alto valor nutritivo y es una fuente rica de proteínas. Puesto que el tomate se procesa durante el verano y tiene un alto contenido en agua (80-84%), si se deja a la intemperie se deteriora rápido y se llena de mohos. Al ensilar la pulpa es preciso mezclar capas alternadas de pulpa con subproductos fibrosos, como paja triturada, salvado de trigo, etcétera, para absorber y evitar la pérdida del efluente.
- Torta de prensado de aceitunas. La torta del prensado (hueso y pulpa) se obtiene al finalizar la extracción del aceite. Su valor nutritivo es bajo, pero es útil en períodos de escasez de forraje. Debido a su alto contenido de aceite (10-14%) si la torta permanece a la intemperie se deteriora rápidamente. El consumo de la torta disminuye en función del período de almacenamiento.
- Orujo de uva. El orujo o escobajo de uva (semilla, pulpa y tallos) tiene un contenido de 50% de materia seca y un valor nutritivo relativamente bajo. Al ensilar el orujo fresco mezclado con subproductos de alta calidad, como el salvado de trigo, la pulpa de tomate u otros residuos energéticos-fibrosos, se mejora su fermentación y su almacenamiento, y se obtiene un ensilaje bien conservado y apetecible.
- Residuos cítricos. En general, los residuos de la industria de jugos tienen un nivel bajo de materia seca (13-18%), de proteína (5-9%), de calcio y de fósforo. En cambio, tienen muy buena digestibilidad (75-90%) y concentración energética metabolizable (2,6 a 3,4 Mcal EM/kg. MS), aportado por un alto contenido de azúcares solubles y de fibra muy digestible (11-12%).
- Orujo de manzana. Es un residuo de la industria de jugos y de la sidra compuesto por pulpa, cáscara y endocarpio. Es pobre en proteínas (6-8%) y moderado en energía, con un bajo nivel de materia seca (10-15%).
El autor es nutricionista del INTA Bordenave e integra el Cerbas