El comercio internacional de la carne bovina muestra a China, protagonista excluyente, captando enormes volúmenes a través de sus importaciones, y a los demás operadores habituales –Estados Unidos, países europeos-, todos transitando con matices el período de post pandemia, aunque en clara tendencia a la normalidad. Y muestra también una mejora sustancial en los precios del producto. Objetivamente, dos condiciones ideales para los países productores y proveedores de ese alimento. Entre ellos, claro está, figura Argentina.
Sin embargo, cuando los planetas están alineados, parece que el país perderá una nueva oportunidad de consolidar su integración en el mercado cárnico internacional. Tampoco aprovechará los buenos valores que logra la carne de exportación.
Santángelo insistió: “Como país no estamos aprovechando estos buenos valores (de la carne), nos bajamos del tren. Argentina estaba subida al tren de las exportaciones y nos limitamos nosotros mismos; es una oportunidad que desaprovechamos nuevamente. Argentina siempre es el gran desaprovechador de oportunidades”.
Como se sabe, China es una suerte de aspiradora de carne y otras producciones en el mundo. Para Argentina, es destino del 70 por ciento del volumen exportable de carne (en 2021 fueron 805.000 toneladas; en 2020, 900.000). El otro destino importante lo constituye la Unión Europea –principalmente, Alemania y Países Bajos-, donde se destaca la denominada Cuota Hilton, que implica 30.000 toneladas de cortes premium.
Según el consultor, “no es lo mejor estar pendiente de un solo gran mercado”, sino que “es preferible tener mercados diversificados”. Las comparaciones, dicen, suelen ser odiosas, pero Santángelo apeló otra vez a Brasil para ejemplificar una realidad diferente en un país ganadero de la región: “Si se analiza lo que es Brasil, China representa entre el 40-50 por ciento del volumen exportado y exporta a más de 70 países; la industria brasilera tiene un nivel de exportación mucho más diversificado, más amplio”. Vale aclarar que, dentro de la Cuota Hilton, Brasil tiene asignadas 8.000 toneladas; mucho menos que Argentina.
Con este panorama, vaticinó que el volumen de exportaciones de 2022 “va a estar en más de 700.000 toneladas”. En ese sentido, sostuvo que “las restricciones que impone el gobierno limitan el tema del volumen; eso no está bueno, Argentina pierde confiabilidad en los mercados internacionales como proveedor de carne. Más los problemas del tipo de cambio, que está atrasado, todo limita el panorama de la industria exportadora en un mercado internacional que está demandando carne”. Vaya paradoja.
Radiografía de la ganadería
Santángelo aseguró que “en términos generales, la ganadería se encuentra sólida”. Señaló que si bien en el último mes se dio un relativo estancamiento de precios de la hacienda, “cuando se hace un análisis de un período más largo, la ganadería está bien, con buenos valores para la cría, tanto del ternero como de la vaca de refugo, que le mejoró la rentabilidad al criador”. Y amplió: “Con vaivenes a lo largo de la cadena, fundamentalmente en el sector feedlotero”.
Precisamente, en ese eslabón puso el foco. El feed lot depende del precio de invernada para la reposición de terneros y del valor de los granos, insumo vital. Según el consultor, es el sector “que ha sufrido más problemas en los últimos años, como consecuencia, en primera instancia, de la devaluación en 2018 que le subió muchísimo el precio de los granos y, en el último período, con la relación de compra venta del ternero”. No obstante, “en el último mes, con la recomposición del precio del gordo y el amesetamiento del precio de la invernada, el feed lot empezó a tener rentabilidad nuevamente y eso se ve en la mayor ocupación de los corrales”, indicó. La recomposición de valores de la hacienda gorda le dio oxígeno al sector feedlotero.
La producción de carne en Argentina lleva años sin incrementarse. Quedó clavada en tres millones de toneladas, más o menos, una barrera que parece difícil de franquear. En este punto, Santángelo remarcó que “Argentina está estancada en 2,8-3,1 millones de toneladas y tendríamos que aumentar un 20-30 por ciento”. Para él, ese incremento podría alcanzarse por dos vías: mayor porcentaje de destete –es decir, más cantidad de terneros logrados- y aumento del peso de faena. A propósito del peso de faena, el consultor valoró que “viene aumentando lentamente” y explicó que es consecuencia del alto valor del ternero de invernada, “que obliga al engordador a hacer una recría para meterle kilos baratos y hacer un corral más corto, lo que lleva a un aumento lento del peso de faena”.
Lo cierto es que el aumento del peso de faena es otro objetivo a cumplir. “Estamos lejos de otros países”, puntualizó Santángelo. No se equivoca: mientras en Argentina se ubica en 230 kilos; en Uruguay es de 253 kilos; en Australia fue de 294 en 2020 y, en el primer trimestre de este año, está en 324; en Estados Unidos también supera los 300 kilos.
En otro orden, el consultor del sector ganadero resaltó la importancia del mercado interno. “El mercado interno es el mejor consumidor y es el que hay que cuidar; hoy estamos en un consumo de 48 kilos (por habitante por año), es el gran mercado que hay que abastecer”, afirmó y acotó que “la situación económica perjudica y limita, pero el mercado (interno) absorbe todo lo que se produce y se faena; no se consume más carne porque se están produciendo las mismas tres millones de toneladas”. Aunque aclaró que “si el poder adquisitivo de la sociedad fuera mejor, el precio de la carne sería más caro; no es que se comería más carne”.
A futuro
El futuro del sector parece promisorio, aunque conviene distinguir plazos. En el corto y mediano plazo, Santángelo ve una “relativa tranquilidad de precios” en el sector. “El 68 por ciento de ocupación de corrales (en los feed lots) empezará a proveer hacienda al mercado en los próximos 60-80 días; se empezará a ver mayor volumen de oferta de hacienda, que con la situación económica dificultosa y este nivel de inflación, va a mostrar una tranquilidad de precios”, manifestó.
Respecto del largo plazo, hizo otra reflexión. “Lo que pase con la ganadería de acá a dos o tres años va a depender mucho de si hay o no un cambio de gobierno, ésa es la clave”, precisó. Y expresó: “Si hay un cambio de gobierno, que es lo que indican los analistas políticos, y aparece un gobierno más amigable con el mercado, mucho menos intervencionista, que favorezca las exportaciones, al mercado ganadero argentino lo veo con mucho futuro, porque el mercado internacional sigue demandando mucha carne”.