En la producción avícola, el verano es una época desafiante que exige medidas específicas para garantizar el bienestar de las aves y mantener la productividad. Según Leonardo Leiva, Gerente Técnico de Cabaña Avícola Feller, el “verano avícola” abarca aproximadamente del 1° de diciembre al 10 de marzo. Durante estos 100 días, las altas temperaturas pueden causar estrés térmico, afectando la postura, la calidad de la cáscara y el tamaño de los huevos.
El Impacto del Estrés Térmico
Leiva explica que el estrés térmico reduce la producción y puede provocar huevos con cáscara más frágil debido a un desequilibrio en el transporte de calcio. “Cuando las aves jadean para disipar el calor, su sangre se alcaliniza, afectando la enzima responsable del transporte de calcio hacia la glándula del cascarón”, detalla. Además, el consumo de alimento disminuye drásticamente, lo que agrava la situación.
Cuatro Ejes Clave para la Prevención
Para mitigar el impacto del estrés térmico, Leiva recomienda centrarse en cuatro áreas principales:
- Manejo del sistema de bebedero:
Garantizar agua fresca es fundamental. El agua debe mantenerse por debajo de 25°C, y los sistemas de bebedero deben ofrecer un flujo adecuado de al menos 70 ml por minuto. Purgar las cañerías durante las horas más calurosas ayuda a evitar que el agua se caliente en los tubos. - Manejo de la luz:
Implementar estrategias como la “luz de medianoche” permite a las aves consumir alimento durante las horas más frescas de la noche. Esta práctica mejora la ingesta y ayuda a mantener la producción sin generar calor adicional. - Manejo nutricional:
Las fórmulas de verano, desarrolladas por nutricionistas, son esenciales. Estas dietas están diseñadas con ajustes en proteínas, aminoácidos, energía, calcio y fósforo para compensar la disminución en el consumo de alimento. - Revisión de los mecanismos del galpón:
Desde ventiladores y rociadores hasta paneles evaporativos, todos los sistemas deben estar en óptimas condiciones antes del inicio de la temporada de calor.
Recomendaciones para Galpones Convencionales
En instalaciones más tradicionales, sin acceso a tecnologías avanzadas, Leiva sugiere aplicar un manejo cuidadoso del alimento. “Es mejor evitar alimentar durante las horas más calurosas del día, ya que el proceso digestivo genera calor interno que se suma al calor ambiental. Alimentar en horarios más frescos puede marcar la diferencia”, aconseja.
Trabajo Colaborativo con Nutricionistas
Leiva enfatiza la importancia de trabajar en conjunto con nutricionistas, quienes pueden formular dietas específicas para cada etapa del ciclo productivo, desde cría y recría hasta producción. Este enfoque integral permite adaptar las estrategias a las necesidades de cada lote y etapa.
Conclusión
El verano avícola exige planificación y medidas preventivas para minimizar el impacto del calor en la producción. Según Leonardo Leiva, estar preparado y adoptar prácticas como las mencionadas no solo protege a las aves, sino que también optimiza los resultados productivos y económicos. “El objetivo no es solo evitar pérdidas, sino también garantizar el bienestar de las aves y mantener la calidad del producto final”, concluye Leiva.
Con estas estrategias, los productores pueden enfrentar los desafíos del verano avícola con confianza, protegiendo tanto a sus aves como su rentabilidad.