Estuvimos charlando con Eduardo Barrocal, integrante del equipo técnico comercial de Cladan Nutrición y Salud animal sobre los efectos del amoníaco en la producción aviar.
Durante el invierno en los galpones de producción avícola se generan y acumulan gases en el aire, debido a la calefacción necesaria y los galpones cerrados con el fin de mantenerla y ahorrar en este recurso. Junto con el Monóxido de Carbono que pudiera generarse por una incorrecta combustión de los radiadores, el gas de mayor influencia a nivel metabólico es el amoníaco ya que afecta negativamente la calidad del aire y del agua, la salud humana y animal.
El amoníaco (NH3) es un gas incoloro altamente irritante producto de la descomposición microbiana de los desechos de los animales presentes en la cama. Este gas junto a la humedad de los galpones, forma una solución básica corrosiva que perjudica a las aves.
Sobre los niveles de presencia de amoniaco: “Lo normal es hasta 20/25 pm. Hemos ido a medir en el invierno pasado en bastantes granjas y ninguna baja del 50/60. Esto lo que afecta es la convertibilidad, la mortalidad y la rentabilidad”.
“Es un desarrollo propio que se hizo hace un año y medio. Es un polvo que controla el amoniaco y lo fija en la cama, convirtiéndolo en Fosfato de Amonio que es inocuo al pollo y a la gente (…)
Es el único producto que puede aplicarse en presencia del animal”
Sobre la forma de aplicación: “Hay dos formas de aplicarlo: sin animales y con animales, pero las dos hay que hacerlas. Sin animales, con la máquina de explosión siempre apuntando para la cama y con animales se puede aplicar con la mano. No importa la edad del animal, los días más complicados serían hasta los 30 días”.
Durabilidad: “Dura lo que dura en superficie. Normalmente cuando tiran el producto a los 14 o 15 días remuevan la cama, entonces ahí hay que volver a tirar el producto”.
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