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    Contrabando de huevos: una amenaza latente para la salud pública y la economía argentina

    El creciente contrabando de huevos en las regiones norte y noreste de Argentina ha encendido las alarmas de productores avícolas y autoridades nacionales. Esta práctica ilegal no solo afecta la economía formal, sino que también representa un serio riesgo sanitario para la población.

    Javier Prida, presidente ejecutivo de la Cámara Argentina de Productores e Industrializadores Avícolas (CAPIA), expresó su profunda preocupación por el aumento exponencial del contrabando de huevos provenientes de países limítrofes como Bolivia, Paraguay y Brasil. Prida destacó que este fenómeno ha dejado de ser un simple contrabando hormiga para convertirse en una actividad organizada que introduce grandes cantidades de huevos ilegales hasta 600 kilómetros dentro del territorio argentino.

    Uno de los principales peligros asociados al ingreso de estos huevos es la falta de controles sanitarios. Argentina está libre de enfermedades como la enfermedad de Newcastle, mientras que los países vecinos aún lidian con ellas. La introducción de huevos contaminados podría reintroducir estas enfermedades, poniendo en riesgo tanto a la población como a la industria avícola local. Además, la ausencia de trazabilidad en estos productos impide conocer su origen y las condiciones en las que fueron producidos, aumentando el riesgo de infecciones alimentarias como la salmonelosis.

    Desde el punto de vista económico, el contrabando de huevos genera una competencia desleal para los productores locales que cumplen con estrictas normativas de calidad y sanidad. Estos productos ilegales no solo evaden impuestos, sino que también socavan los esfuerzos de la industria nacional por mantener estándares elevados, afectando las arcas públicas y la sostenibilidad del sector.

    Para enfrentar esta problemática, CAPIA ha establecido una mesa interdisciplinaria que incluye a SENASA, el Ministerio de Agricultura, Gendarmería y el Ministerio de Seguridad, con el objetivo de coordinar acciones y reforzar los controles en las fronteras y puntos críticos de distribución. Sin embargo, Prida reconoce que las autoridades están desbordadas y que es necesario un compromiso más firme para combatir esta amenaza.

    La colaboración ciudadana también es esencial. Los consumidores deben estar atentos al origen de los productos que adquieren y evitar aquellos de procedencia dudosa. Identificar diferencias en los envases, como el color y el tipo de maple, puede ser una herramienta útil para distinguir los huevos nacionales de los contrabandeados. La educación y la concientización son fundamentales para prevenir riesgos sanitarios y apoyar a la industria local.

    En conclusión, el contrabando de huevos no solo representa una amenaza económica para la industria avícola argentina, sino que también pone en riesgo la salud pública. Es imperativo que las autoridades refuercen los controles y que la sociedad en su conjunto tome conciencia de los peligros asociados a esta práctica ilegal, promoviendo el consumo responsable y apoyando a los productores nacionales que cumplen con las normativas sanitarias y de calidad.