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    CREA: índice de confianza agropecuaria en alza

    Sebastián Sabattini, miembro de la Comisión Ejecutiva de CREA, analiza los resultados del Índice de Confianza Empresaria Agropecuaria que muestra un aumento en las expectativas del sector. Sin embargo, los desafíos económicos y climáticos aún generan incertidumbre en los productores, quienes buscan equilibrar optimismo con precaución.

    El sector agropecuario argentino ha mostrado un ligero repunte en el optimismo empresarial, según el último Índice de Confianza Empresaria Agropecuaria (ICEA) de CREA. Este índice, que lleva más de 12 años evaluando las perspectivas de los productores, ha registrado su segundo incremento consecutivo en un contexto marcado por la complejidad económica y climática. Sebastián Sabattini, miembro de la Comisión Ejecutiva de CREA, compartió su análisis sobre estos resultados en una entrevista con Adalberto Rossi en el programa radial “Cátedra Avícola & Agropecuaria.”

    El aumento en el índice de confianza, que ha pasado de 22 puntos hace ocho meses a 75 en la actualidad, refleja una percepción más positiva sobre la economía en general. “Lo que define la mejora en este momento es cómo el empresario ve la situación económica del país, más que la de su propia empresa,” explicó Sabattini, resaltando que esta confianza no necesariamente se traduce en una mejora en las condiciones individuales de las empresas agropecuarias.

    A pesar del repunte en la confianza, Sabattini advierte que la situación empresarial sigue siendo frágil. Muchos productores están lidiando con los efectos de la devaluación del peso, el aumento de los costos y la caída de los precios internacionales de los commodities. “El negocio en sí mismo, lo que hoy está pasando, claramente no es positivo para el sector agropecuario,” subrayó, destacando que los márgenes de ganancia siguen siendo estrechos en muchas regiones del país.

    El índice también revela que la disposición a invertir se mantiene cautelosa. Según Sabattini, no hay una clara definición sobre en qué áreas se están realizando las inversiones, lo que refleja la incertidumbre generalizada en el sector. A pesar de la necesidad de modernización y expansión, los productores parecen estar esperando señales más claras de estabilidad antes de comprometerse con nuevas inversiones significativas.

    Además, Sabattini señaló que el contexto internacional también está influyendo en la percepción del sector. Con precios de la soja en torno a los 350 dólares por tonelada, muy por debajo de los niveles vistos en años anteriores, el potencial de ganancias ha disminuido. Este factor, combinado con las dificultades internas, hace que los productores deban ser especialmente cuidadosos en sus decisiones financieras.

    Un elemento adicional de preocupación es el clima. Con la amenaza de un nuevo episodio de “La Niña” en el horizonte, las empresas que han tenido que refinanciar deudas debido a la sequía del año pasado se encuentran en una posición vulnerable. “Si vuelvo a tomar deuda para la campaña siguiente, necesito un resultado normal, y a los precios actuales los márgenes son muy difusos,” explicó Sabattini, resaltando la necesidad de un enfoque cauteloso en un entorno tan impredecible.