Más de 2.200 millones de personas no cuentan con agua segura en todo el mundo, con cloacas, con saneamiento y eso lleva a que más de 1.000 niños mueran diariamente por enfermedades vinculadas con la calidad del agua. Así lo confirmó el Dr. Alejandro Pannunzio, profesor titular de Riego y Drenaje y Director de Posgrado en la Actualización en diseño y operación de Sistemas de Riego Presurizados de la FAUBA.
“Hay un gran desafío y mucho trabajo por hacer. En primer lugar es completar todo lo necesario para que todo el mundo tenga agua potable, cloacas y que se puedan utilizar las aguas residuales como medio de riego sin que contaminen los cultivos. Hay aguas que no son tratadas que contaminan cursos de agua afectando la vida acuática, la salud de las personas que están a la vera de esos ríos, los que practican deportes y finalmente una contaminación que no nos podemos permitir”, indicó el catedrático.
En el caso de las poblaciones que no disponen de agua, como los habitantes del Impenetrable en Chaco, Pannunzio dijo que “hay soluciones técnicas para que esta gente salga de esta situación, porque es una verdadera inmoralidad y una vergüenza como sociedad que tengamos niños que están acarreando agua para satisfacer sus necesidades mínimas y encima es agua que no está en condiciones para ser bebida, ni siquiera que esté en contacto con su cuerpo”, sentenció. “Esto debería ser una prioridad, porque en principio todos necesitamos agua segura para beber. Nosotros tenemos una cuenca como el Rio de la Plata en donde circulan 20 millones de litros por segundo, es decir que es de una riqueza muy importante”, explicó.
En cuanto a las anomalías climáticas que se registraron desde 2020/2021, Pannunzio aseguró que “no es que no llovió o que tuvimos una anomalía –que son las diferencias en más o en menos respecto de la media-, sino que en este caso estamos midiendo anomalías negativas de precipitaciones, es decir cuando se suman todas las precipitaciones anuales en una zona. En algunas regiones, en el año 2022 llovieron 277 mm menos. En el caso de Corrientes, en donde hubo muchos incendios, llovieron alrededor de 400 mm menos. En Córdoba se registró más sequía en el norte que en el sur”. Sin embargo, el especialista recomendó no solo preocuparse cuando hay una sequía importante (como anomalía), porque tenemos estos ciclos en donde quizás se registran valores más extremos, por lo tanto hay sequias pronunciadas y después lluvias torrenciales. “Como decimos nosotros, no existe red de riego si no red de drenaje, es decir que hay que saber planificar tanto los déficit (de agua) como los excesos. Almacenar los excesos, dejando escurrir ordenadamente sin provocar erosión en los suelos, ni daños a los bienes y a las personas”, destacó. En tal sentido, se refirió tanto a la infraestructura en rutas y puentes como así también al sobrepastoreo y la falta de renuevo que existe en algunas regiones del país, impermeabilizando el suelo que no llega a absorber toda el agua caída en poco tiempo.
Finalmente, destacó el rol de las generaciones más jóvenes en la concientización del uso de los recursos. “Afortunadamente están más preocupados, como por ejemplo en no utilizar plásticos o en cómo se disponen los elementos para cultivar y el reciclado de los mismos. Casi diría que tienen una visión más integral e integradora”, y agregó que “los ingenieros agrónomos del futuro seguro tendrán una mirada más amplia y más integradora que las generaciones anteriores”.