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    ¿El tamaño importa? Claves para entender cómo se maneja el tamaño del huevo

    En diálogo con Cátedra Avícola & Agropecuaria, el Dr. Rafael Lera, Técnico Global de Hendrix Genetics, explicó cómo se puede adaptar el tamaño del huevo a los distintos mercados a través de genética, manejo y alimentación. También analizó nuevas tendencias de consumo, riesgos sanitarios y la creciente demanda de huevos diferenciados.

    El tamaño del huevo es mucho más que una cuestión estética o de preferencia del consumidor. Se trata de un parámetro clave para la rentabilidad de los productores y para la adecuación a los distintos mercados. Así lo explicó el Dr. Rafael Lera, especialista de Hendrix Genetics, en una entrevista radial con el equipo de Cátedra Avícola & Agropecuaria. Según el experto, el tamaño del huevo puede manejarse y anticiparse, combinando decisiones genéticas, manejo en recría y estrategias de alimentación.

    Uno de los puntos más relevantes es que no existe una única preferencia global. “En algunos mercados como Estados Unidos se prioriza la eficiencia alimentaria, y el tamaño del huevo no tiene tanta relevancia. En otros, como Egipto, se prefiere un huevo más pequeño”, detalló Lera. Sin embargo, advirtió que la tendencia global se inclina hacia un tamaño medio, lo que permite mantener el equilibrio entre costos de producción y expectativas del consumidor.

    La clave, según el especialista, está en comenzar temprano: durante la fase de recría se define gran parte del perfil productivo futuro. Si se desea producir huevos más grandes, se requieren aves con mayor crecimiento desde etapas tempranas. Y eso implica costos adicionales en alimentación y manejo. “El tamaño mayor suele tener un costo superior, y por eso es fundamental saber si el mercado lo paga o no”, explicó.

    También se refirió a los mitos del consumidor. En muchos países, el huevo grande se asocia con sistemas de producción más naturales o “de campo”, mientras que el huevo pequeño se vincula con sistemas intensivos. Sin embargo, Lera sostuvo que la percepción cambia cuando se trata de huevos orgánicos o camperos, donde el consumidor acepta variaciones en tamaño como algo normal y natural.

    Una tendencia llamativa, que genera preocupación entre los técnicos, es el alquiler de gallinas por parte de consumidores que buscan producir sus propios huevos en casa, una práctica que crece en países como España y Estados Unidos. “Desde el punto de vista sanitario, eso incrementa los riesgos. En España, incluso los corrales domésticos de menos de 30 gallinas deberán registrarse, porque todos deben estar bajo control si queremos evitar enfermedades”, alertó Lera.

    Finalmente, el experto destacó que la avicultura moderna requiere cada vez más profesionalismo, trazabilidad y decisiones basadas en datos. En un mercado que exige calidad, sanidad y adaptación al consumidor, comprender cómo se gestiona algo tan básico como el tamaño del huevo puede marcar la diferencia entre competir o quedar atrás. Una vez más, la genética, el manejo y la estrategia comercial deben trabajar en conjunto.