La industria avícola argentina cierra el año 2024 con un balance positivo en exportaciones. Según el Ing. Carlos Sinesi, Gerente General de CEPA, de enero a octubre se registró un aumento del 21% en toneladas exportadas y un 25% en valor FOB. Este desempeño se logró a pesar de no contar con el mercado chino, tradicionalmente uno de los principales destinos, que se espera reabrir próximamente. Este logro refleja el trabajo conjunto de empresas y organismos como SENASA en la consolidación de mercados internacionales.
Consumo interno en niveles históricos
El pollo continúa siendo una de las proteínas más consumidas por los argentinos, alcanzando un promedio de 50 kilos per cápita anual. Esta preferencia se alinea con tendencias globales, donde la carne aviar es la más consumida debido a sus beneficios nutricionales, accesibilidad económica y rapidez en su ciclo de producción. “El pollo está en el centro del plato de los argentinos”, afirmó Sinesi, destacando la versatilidad del producto y su adaptación a diversas culturas y religiones.
Impacto social y arraigo territorial
La avicultura no solo genera empleo directo, sino que también impulsa el desarrollo de comunidades locales. En provincias como Entre Ríos, esta actividad es un motor económico que fomenta arraigo, construye escuelas, activa comercios y mejora la infraestructura. “La sustentabilidad social es clave en esta industria, donde el compromiso con las comunidades vecinas es una prioridad”, señaló Sinesi, destacando la responsabilidad social empresarial como pilar del sector.
Sustentabilidad y responsabilidad empresarial
El desarrollo sostenible es otro eje central. Las empresas del sector no solo buscan cumplir con exigencias ambientales, sino también promover la inclusión social y económica en las regiones donde operan. Este enfoque integral refuerza la competitividad del sector, posicionando a la industria avícola como un modelo a seguir en el agro argentino.
Mirando al futuro
Con un crecimiento sostenido en exportaciones y el consumo interno en niveles récord, la avicultura argentina se perfila como un sector estratégico para la economía nacional. La apertura de nuevos mercados, sumada a la consolidación de destinos existentes, promete continuar fortaleciendo su protagonismo en el comercio exterior. Además, su impacto social y su contribución al desarrollo territorial resaltan su importancia más allá de lo económico.