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    Hepatitis por cuerpo de inclusión: síntomas, prevención y contagio

    El Médico Veterinario Lucas Sara, Gerente de Servicios Veterinarios de CEVA Salud Animal, aborda los desafíos que la hepatitis por cuerpos de inclusión plantea para la industria avícola. Lucas Sara explica los síntomas, las posibilidades de prevención y las formas de contagio de esta enfermedad que afecta gravemente la producción de pollos parrilleros.

    La hepatitis por cuerpos de inclusión se ha convertido en una de las enfermedades más preocupantes para el sector de los pollos parrilleros en Argentina. Esta patología, causada por diferentes serotipos de adenovirus, ha tenido un impacto significativo en la producción, provocando pérdidas económicas y complicaciones sanitarias. El Médico Veterinario Lucas Sara, Gerente de Servicios Veterinarios de CEVA Salud Animal, explicó en detalle los aspectos clave de esta enfermedad en una reciente entrevista con Adalberto Rossi en Cátedra Avícola & Agropecuaria.

    Uno de los primeros puntos abordados por Sara fueron los síntomas característicos de la hepatitis por cuerpos de inclusión. “Lo primero que se detecta es una depresión generalizada en los lotes”, explicó. Los pollos afectados presentan una notable reducción en el consumo de alimento y agua, junto con signos de fiebre. Los serotipos más prevalentes, como el 4, el 8B y el 11, pueden causar un rápido aumento de la mortalidad en cuestión de días. “La curva de mortalidad es muy marcada, duplicándose día a día, alcanzando su pico en el cuarto o quinto día”, señaló Sara. Estos síntomas son indicativos de que los productores deben consultar con un veterinario de inmediato para confirmar la presencia de la enfermedad.

    En cuanto a la cura, Sara fue categórico: no existe una cura para la hepatitis por cuerpos de inclusión, y la vacunación es la única herramienta preventiva disponible. “El objetivo es la prevención, no la cura”, afirmó. La vacuna se aplica a las reproductoras para transferir inmunidad a los pollitos, lo que les proporciona una protección temprana durante las primeras semanas de vida. Sin embargo, esta inmunidad no dura todo el ciclo de engorde de los pollos, por lo que la bioseguridad sigue siendo un pilar fundamental en la estrategia de control.

    La bioseguridad se complementa con la vacunación para prevenir la diseminación de la enfermedad en las granjas avícolas. Sara explicó que la hepatitis por cuerpos de inclusión se transmite de dos maneras principales: de forma vertical, de las madres a los pollitos a través del huevo infectado, y de forma horizontal, cuando el virus se disemina a través del ambiente y los equipos de la granja. “El virus es muy resistente y puede sobrevivir en la cama de los galpones, lo que facilita su diseminación a otras instalaciones”, detalló. Esto resalta la importancia de la higiene, el control del personal y la desinfección de equipos y vehículos para evitar el contagio entre galpones.

    El trabajo de CEVA Salud Animal en la prevención de esta enfermedad ha sido destacado, especialmente con el desarrollo de una vacuna multivalente que cubre los tres serotipos más prevalentes en Argentina. Esta vacuna, única en el mercado local, ha sido crucial para mitigar el impacto de la hepatitis en la producción avícola. No obstante, como subrayó Sara, la vacunación por sí sola no es suficiente. “Es necesario un enfoque integral que combine la bioseguridad con el uso de vacunas adecuadas”, explicó.

    En conclusión, la hepatitis por cuerpos de inclusión representa un desafío serio para la avicultura en Argentina. Los productores deben estar atentos a los primeros síntomas de la enfermedad y actuar rápidamente para confirmar el diagnóstico. La prevención, a través de la vacunación y la implementación de estrictas medidas de bioseguridad, es la mejor estrategia para controlar esta enfermedad y asegurar la sostenibilidad de la producción de pollos parrilleros en el país.