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    Historias: Las Pymes de Latinoamerica cruzan fronteras

    Hace tiempo que escribo, en papeles que se pierden y pantallas que titilan, sobre las pequeñas empresas que nacen y resisten en este rincón del mundo llamado América Latina. Las Pymes, esas criaturas que no caben en los titulares de los grandes diarios, pero que sostienen a familias, sueños y destinos enteros. Escribo para contar sus historias, historias de esperanza y desvelo, de emprendedores que se lanzan a lo desconocido con un corazón en la mano.

    Hoy quise traer al papel — o a la pantalla — los relatos de algunos de esos pequeños gigantes que me escribieron, narrando sus aventuras en la internacionalización de sus negocios. Me contaron de sus alegrías, como quien celebra un gol imposible, y de sus temores, como quien teme perderlo todo en la última jugada. Me hablaron de mercados lejanos, de cielos que no conocen y de tierras que apenas imaginan, y cómo, a pesar de todo, se atreven a saltar al vacío, soñando con que al otro lado hay un futuro mejor.

    Es 2024, y América Latina está en movimiento

    En un año marcado por desafíos globales, las pequeñas y medianas empresas (Pymes) de la región han decidido no quedarse atrás. Contra viento y marea, las Pymes latinoamericanas se lanzan al mundo, buscando más allá de sus fronteras lo que el mercado local ya no puede ofrecerles: crecimiento, diversificación y, sobre todo, un lugar en la economía global.

    En una pequeña oficina en Lima, Perú, la dueña de una modesta empresa textil, lleva semanas sin dormir bien. Desde que decidió intentar internacionalizar su negocio, las jornadas parecen no alcanzar. Entre reuniones virtuales con clientes en Nueva York y la participación en ferias comerciales europeas, su empresa ha cambiado radicalmente. “Hace un año, ni siquiera sabía qué significaba exportar. Hoy tengo pedidos de tres países distintos”, comenta con una mezcla de orgullo y agotamiento.

    Lo de esta empresaria no es un caso aislado. De hecho, es parte de una tendencia creciente en toda la región. Según datos recientes, las Pymes latinoamericanas han acelerado su proceso de internacionalización. El acceso a nuevas tecnologías ha sido clave: las plataformas de comercio electrónico, que permiten a empresas como la de Lima vender productos en mercados lejanos, han derribado barreras históricas. Hoy, una pequeña empresa en Bolivia puede competir con una en China por un mismo cliente en Berlín.

    Pero el proceso no es sencillo. En São Paulo, Brasil, el dueño de una empresa emergente de alimentos orgánicos, se enfrenta a otro tipo de desafío. Si bien sus productos han sido bien recibidos en Europa, se ha topado con un muro de regulaciones y certificaciones que no había previsto. “La burocracia internacional es abrumadora. Las normas cambian de un país a otro, y se adaptan a ellas lleva tiempo y recursos que una pequeña empresa no siempre tiene”, explica mientras organiza una videollamada con su socio en Portugal. No obstante, a pesar de las dificultades, no está dispuesto a renunciar. Para él, conquistar el mercado europeo es cuestión de tiempo.

    En los últimos años, se han implementado políticas de apoyo para que las Pymes puedan dar el salto internacional. Países como Chile, México y Colombia han intensificado sus esfuerzos para facilitar el acceso a nuevos mercados a través de acuerdos comerciales y programas de capacitación. Una diseñadora de joyas en Santiago, Chile, es prueba de ello. Su empresa, que comenzó como un proyecto personal, ha recibido apoyo del gobierno para participar en exposiciones en el extranjero. “Sin ese respaldo, jamás habría tenido la oportunidad de mostrar mi trabajo en París. Ahora, mis joyas están en vitrinas que jamás imaginé”, confiesa.

    Sin embargo, la internacionalización no es solo una historia de éxito asegurada. Existen riesgos, y las Pymes lo saben. En México, algunos emprendedores enfrentan dificultades logísticas. La pandemia de COVID-19 dejó secuelas, y las cadenas de suministro globales no han vuelto a la normalidad. Además, la competencia internacional es feroz. Las empresas que se lanzan al mercado global deben competir con gigantes multinacionales con recursos infinitamente superiores.

    Los emprendedores de América Latina y su resiliencia

    Los empresarios, acostumbrados a las crisis económicas, la inflación y los vaivenes políticos, ven en la internacionalización una oportunidad para diversificar riesgos. “Claro que hay incertidumbre, pero después de haber sobrevivido a tantas crisis locales, el riesgo internacional es un desafío que estamos dispuestos a enfrentar”, afirma la emprendedora peruana, mientras empaca su más reciente envío hacia Australia.

    El año 2024 se perfila como un punto de inflexión para las Pymes de la región. Las cifras lo confirman: más empresas que nunca están buscando oportunidades fuera de sus fronteras. Pero lo más importante no son los números, sino las historias humanas detrás de estas cifras. Cada empresa que se aventura a lo internacional lleva consigo una parte de la cultura, la creatividad y el esfuerzo latinoamericano.

    En una época donde el mundo parece más conectado que nunca, las Pymes de América Latina están listas para hacer historia. La internacionalización ya no es solo un sueño lejano. Para muchos, es la realidad que, con esfuerzo y perseverancia, están construyendo día a día.