En la industria avícola, el manejo eficiente y la atención al detalle pueden marcar la diferencia entre un lote exitoso y uno con resultados insatisfactorios. Horacio Gamero compartió en una reciente entrevista con Adalberto Rossi en el programa Cátedra Avícola & Agropecuaria, su visión sobre los retos y oportunidades que enfrenta la avicultura en Latinoamérica.
Uno de los temas centrales que abordó Gamero fue la preocupación por diversas enfermedades que están afectando a la región. Entre ellas, destacó la influenza aviar de baja patogenicidad, especialmente en México, y la hepatitis cuerpo de inclusión en República Dominicana. Estos brotes, junto con otras enfermedades como Newcastle, están generando inquietud en la industria. “Evidentemente, los virus están moviéndose y ya están generando algunos problemas que debemos estar atentos a trabajar y solucionar,” señaló Gamero.
Pero más allá de las patologías, Gamero hizo hincapié en la importancia del manejo ambiental dentro de las naves avícolas para mejorar la conversión alimenticia y reducir la mortalidad. “Muchos de los problemas sanitarios que aparecen, sigo considerando que provienen de un manejo inicial inadecuado,” explicó. En particular, destacó cómo los cambios bruscos de temperatura y la ventilación inadecuada pueden generar estrés en las aves, afectando directamente su rendimiento.
El experto comparó la situación de las aves con la de un auto de Fórmula 1, donde cualquier desvío en las condiciones ideales puede tener un impacto significativo en el desempeño. “Nuestro pollo ha ido cambiando y cada vez es más eficiente, pero cualquier desvío en los parámetros fisiológicos puede generar cuadros de mortalidad o malas conversiones,” enfatizó. Esto es especialmente relevante en naves de ambiente controlado, donde se requiere un manejo preciso para evitar la hiperventilación y otros errores que puedan desestabilizar el ambiente interno.
Gamero también subrayó la necesidad de que los técnicos y el personal de las granjas se concentren en las necesidades reales de las aves, en lugar de seguir únicamente curvas predefinidas de ventilación o temperatura. “Hay que volver a meterse dentro de las naves, observar el comportamiento de las aves y, a partir de esa observación, tomar decisiones que se alineen con la lógica de las aves,” recomendó. Según Gamero, este enfoque puede prevenir problemas de conversión que, en algunos casos, pueden implicar una pérdida de hasta 230 gramos por ave.
El impacto del manejo adecuado se refleja claramente en los resultados de las empresas que logran mantener un ambiente controlado de manera eficiente. Gamero mencionó ejemplos de empresas que, a pesar de las condiciones climáticas adversas, han logrado mantener conversiones de 1.550 kg y mortalidades bajas, gracias a un manejo cuidadoso de los parámetros ambientales.
La experiencia y observaciones de Gamero destacan la importancia de un enfoque holístico y atento en la gestión avícola. La clave, según él, está en prestar atención a los detalles y en la continua capacitación del personal para que comprendan y respondan a las necesidades específicas de las aves. En un entorno donde la variabilidad climática es un desafío constante, el éxito depende de la capacidad de adaptarse y manejar el ambiente de manera precisa.