El exceso de proteínas en las dietas de las aves sumado al cambio abrupto de temperaturas, provoca que, cuando se descomponen los restos de nitrógeno en materia fecal a través de la descomposición, haya altas concentraciones de amoníaco en los galpones. “Este problema se puede mitigar desde el control de las fuentes de nitrógeno en el alimento para que el animal no tenga una deyección tan importante o tener un manejo adecuado del ambiente para que ese nitrógeno, una vez que ya está en la cama, no se volatilice de una forma tan rápida”, según explicó Pablo Lencioni, Gerente de Investigación y Desarrollo de Cladan, Nutrición y Salud Animal.
Un alto nivel de amoníaco provoca en las aves el daño del tracto respiratorio y luego el digestivo, ya que afecta a las mucosas. “A su vez, comienzan a verse daños en las conjuntivas y en las patas, porque al haberun PH alcalino generado por el amoníaco, empieza a generar un efecto caustico en las camas”, indicó el especialista.
Desde Cladan, desarrollaron un producto, Control Doble A, con el que se buscó una herramienta que sea inmediata , útil, versátil y de fácil manejo para los productores. “Es un producto amigable que, si bien conlleva medidas de precaución, se puede aplicar en cualquier momento de la crianza. En el momento en el que se ingresa al galpón y se siente olor amoníaco, se puede aplicar con los cuidados mínimos y el efecto es inmediato”, explicó Lencioni y agregó que “tenemos medidos el tiempo en el que tarda en hacer efecto y en menos de 15 minutos ya se observan los primeros cambios. La reducción de las emisiones puede ir desde el 55% al 65%. Es el matafuego que apaga el amoníaco de forma inmediata”, sentenció. En este sentido, el ejecutivo señaló que “básicamente se trata de una reacción de neutralización, nosotros buscamos regular el PH que pueda tener la cama de forma tal que no sea perjudicial para el animal pero tampoco para quien lo aplica. Buscamos descender el PH a niveles tales que evitamos la volatilización del amoníaco y, por el contrario, lo fijamos en la cama y luego se puede dar un uso ulterior como fertilizante por su alto contenido de nitrógeno”.
A su vez, Lencioni explicó que “en el invierno estamos teniendo muchos casos de descartes por pollitos ciegos. Se pueden llegar a detectar en un galpón entre 20 y 40 pollitos en forma diaria por la ceguera. Esto se da generalmente porque empieza a hacer frio, los galpones están cerrados y no se quiere perder plata en la calefacción. Esto hace que haya una descomposición bacteriana de la materia fecal, que es el entorno ideal para que aumente el amoníaco y, como no se ventila el galpón, empiezan a generar efecto sobre las conjuntivas, provocando cegueras”. El experto indicó también que se detecta una gran cantidad de efectos subliclinicos por las enfermedades respiratorias.
En cuanto a la conversión, está comprobado que en ambientes con alto grado de amoníaco se pierde entre un 6 y un 8% dependiendo el tiempo de exposición. “Desde el equipo técnico, motivamos al productor a medir y llevar un registro, ya que generalmente, los altos niveles de amoníaco muchas veces son el causante de tantas pérdidas”, destacó.