Las estrategias de fertilización en maíz pueden influir en los rindes en hasta un 20% respecto de los máximos alcanzables.
Así lo destacó Jorge Bassi, presidente de Fertilizar Asociación Civil, en una rueda de prensa virtual para hablar de la nutrición del cultivo de cara a la nueva campaña.
Escuchá la nota completa con Jorge Bassi, Presidente de Fertilizar aquí:
Según el ejecutivo, ha venido mejorando la dosis utilizada para el cultivo y, en esta línea, hoy la relación insumo producto sigue muy favorable para la aplicación de la tecnología de cara a la campaña del cereal (hoy hacen falta 4 kilos de maíz para uno de diamónico y menos de 4 kilos para adquirir uno de urea).
De estar en 190 kilos de fertilizante por hectárea la dosis usada en el cultivo en 2015, el año pasado trepó a 239 kilos de fertilizante “en el manejo promedio del productor”.
“No podemos prescindir de la tecnología. La tecnología de fertilizantes aumenta el rinde, pero ademas mejor la sustentabilidad. La única forma hoy económicamente viable de reponer los nutrientes es la fertilización”
Por otra parte, el maíz sigue consolidando su performance en materia de rindes. En su charla Bassi recordó que, de acuerdo a la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, para la región centro del país en la última campaña la mejora de rendimiento de maíz fue de 287 kg/ha/año versus 47 kilos de la soja.
Balance: “Se aumentó el rendimiento de maíz en forma consistente (tomando como análisis la región núcleo maizera pampeana) y vemos que no solo se aumentaron los rindes, sino que se aumentó la superficie de maíz y trigo. Con el aporte de carbono en gramíneas que aumentó significativamente pasando de 1 Tn 1/2 a 2 Tn 1/2”.
“La tecnología permitió aumentar rendimientos y lograr bajar los costos de producción por tonelada”, señaló el presidente de la entidad. Agregó que también contribuyó a dar “estabilidad adaptando el cultivo a diferentes regiones y fechas de siembra”.
Bassi destacó que hoy los semilleros incluso dan diversas recomendaciones en torno de los híbridos para potenciar su producción.
La quita de las trabas para exportar y la baja de las retenciones en el gobierno anterior impulsaron una siembra extra de más de un millón de hectáreas en el cultivo. Fertilizar mostró otro punto clave: el aporte del carbono de las gramíneas -con fuerte incidencia del maíz- creció entre 2014 y 2019 en casi una tonelada por hectárea.
En rigor, de 1,49 toneladas por hectárea se pasó en ese período a 2,41 toneladas por hectárea. Vale recordar que en el mismo lapso subió del 36 al 62% el porcentaje de gramíneas.
Sin embargo, en materia de rindes hay para seguir creciendo. “Estamos a mitad de camino entre lo que hacemos y lo que podemos hacer”, señaló Bassi.
“Las estrategias de fertilización limitan los rendimientos de maíz hasta un 20% respecto de los planteos de máximos rendimientos alcanzables”, indicó.
En Castex, La Pampa, contra rindes actuales de 7,1 toneladas por hectárea se pasó a 8,5 toneladas con una recomendación de dosis media y luego a 9,1 toneladas con otra para alto rendimiento.
En 25 de Mayo, Buenos Aires, versus las 8 toneladas actuales se subió a 8,7 toneladas con una dosis media y luego a 10,9 toneladas con una dosis para rendimientos altos.
Por otra parte, en Pergamino, de 13 toneladas con dosis actuales se trepó a 14,5 con dosis medias y 15,4 toneladas con dosis altas.
Ensayos realizados han demostrado que el margen bruto de la fertilización puede ser de US$43 por hectárea extra con dosis medias recomendadas versus las actuales y de US$200 adicionales con dosis para altos rindes.
En este contexto, el directivo destacó la necesidad de llevar adelante una nutrición balanceada con nitrógeno (el N, dijo, “es la base del rendimiento con un requerimiento de 20-22 kg de N por tonelada de grano), fósforo, azufre y zinc.
Desafíos a futuro: “Vemos una continua mejora que hoy viene haciendo el productor a campo. Tenemos que investigar, acercarle las investigaciones y el productor tiene que ir probando y ajustando la tecnología año a año y que no se corte esa posibilidad de mejora”.
Las estrategias de fertilización en maíz pueden influir en los rindes en hasta un 20% respecto de los máximos alcanzables.