La recolección y el análisis de datos en la producción avícola permite a los diferentes sectores aumentar su contribución hacia un negocio próspero.
En la avicultura, los datos están en varios niveles: de las plantas de incubación a los proveedores de alimento balanceado, pasando por productores y veterinarios, y luego a las plantas de sacrificio. Pero solo con su recolección y agrupación es que puede darse un análisis que signifique algo, se les dijo a los asistentes del simposio “Bioestadística y big data al servicio de la moderna producción avícola”, patrocinado por Porphyrio en VIV Europe a mediados de este año.
Hay tres usos principales de estos datos procesados:
- Mejoramiento de la producción;
- Programas veterinarios; y
- Colaboración en proyectos de investigación.
Los datos ya analizados pueden servir en la producción avícola de diferentes formas, para ayudar a alinear los aportes individuales a lo que sucede en la realidad.
Perspectiva del productor
David Speller, director operativo de Applied Poultry Group y Optifarm, en el Reino Unido, hizo notar que, a nivel del avicultor, los datos se usan para:
- Monitoreo y mejoramiento del desempeño
- Afinación de sistemas
- Predicción de resultados para reaccionar más rápido sin antibióticos
- Evaluaciones de bienestar
- Desarrollo de ideas y tecnologías
- Evaluar patrones de trabajo del personal
Speller dio el ejemplo del análisis de datos de consumo de agua. Con el registro del consumo de agua, se pueden predecir tasas de crecimiento y niveles de actividad, además de que puede resultar en que pongamos un bebedero extra en la caseta, por ejemplo.
Además, puede entenderse mejor el impacto del ambiente de la caseta avícola sobre los niveles de comodidad. Es el caso de la ventilación, que quizás empiece a funcionar demasiado pronto, con lo que se enfrían las aves y están menos activas. Se pueden descubrir alteraciones en la caseta, como el ruido y otros factores estresantes, así como también monitorear la salud y la disponibilidad de alimento.
“Incluso me puedo dar cuenta si el casetero trabajó o no el domingo, si veo que el consumo de agua se mantiene igual. Este es el tipo de información que podemos obtener con cosas sencillas”, añadió.
Speller revisa datos de múltiples granjas en varias partes del país a través de una sola plataforma. “No va a resolver problemas, pero permite maximizar dónde está el potencial”.
Los datos por sí solos, sin análisis ni medidas, no van a provocar cambios. Los avicultores tienen que responder y hacerlo lo más rápido posible.
“Quizás sea demasiado tarde reaccionar a datos de ayer”, hace notar Speller. “Como avicultores, probablemente tenemos que trabajar de noche y dormir de día. Los bebederos y ventiladores siempre trabajan bien, pero en el momento en que nos vamos, empiezan los problemas”.
El productor debe estar preparado para tener la apertura de hacer cambios con lo que revelen los datos, aunque a veces haya más preguntas que respuestas.
Speller recomendó empezar poco a poco, primero con el monitoreo de datos sencillos, pero efectivos, y la aplicación de las lecciones aprendidas, así como trabajar con profesionales para lograr los objetivos más rápido.
Recalcó que el big data es un área que se mueve con gran rapidez y que, de no adoptarse los beneficios que conlleva, es dejar que los competidores sí lo aprovechen.
Perspectiva del veterinario
Los veterinarios son uno de los aspectos más importantes en la toma de decisiones en la producción avícola. El Dr. Johan van Erum, socio operativo de Poulvet Group, en Bélgica, dijo que en particular necesitan verificar:
- Datos de desempeño: gráficas de las parvadas, parámetros zootécnicos
- Datos de la granja/manejo: tamaño, ubicación, antigüedad, número de casetas e instalaciones
- Datos de salud: prevención de enfermedades, vacunación, tratamientos aplicados, resultados de necropsias y laboratorio, resultados de planta de sacrificio y rechazos
- Datos epidemiológicos
Para Van Erum, la recolección de datos es de gran importancia para el veterinario avícola para identificar factores que mejoren la salud avícola, adaptar protocolos veterinarios para prevenir enfermedades y ayudar en la reducción de antibióticos.
Los datos son importantes, ya que la inocuidad de los alimentos y la transparencia son de primordial importancia, además de que ayudan a satisfacer los requisitos gubernamentales y del consumidor.
Los informes anuales de la granja deben cubrir manejo, desempeño, alojamientos y salud: el proceso completo de producción. Es una auditoría que identifica los posibles problemas y factores de riesgo específicos para la granja.
Por último, es crucial la interpretación de los datos, y el veterinario desempeña un papel muy importante en esto.
Perspectiva del productor de alimentos balanceados
Los datos tienen que ir con los objetivos a largo plazo del negocio y, de acuerdo con Joost Sparla, director técnico y de comercialización de ForFarmers, en Holanda: “No es suficiente con recolectar datos. Se necesita planear, hacer una estrategia”.
La recolección de datos es solo el punto de arranque en la previsión. Luego, viene la conversión hacia conocimientos, pero vale la pena recordar quién es el propietario de los datos y quién puede hacer uso de ellos. Una vez establecido todo esto, debe llevarse a cabo una estrategia.
Un ejemplo de lo que el big data puede ofrecer es entender mejor la relación entre los parámetros de producción de alimentos balanceados en la planta y el desempeño del pollo de engorde en la granja, al comparar datos de ambos.
En la planta de alimentos balanceados se miden temperaturas del pélet, adición de vapor, uso de la energía, durabilidad y dureza del pélet, y desde luego, las diversas materias primas que se usan en formulación.
“Si se puede conectar esto con la conversión alimenticia, la ganancia diaria de peso y el estado de salud, se puede mejorar el proceso de fabricación del alimento con el análisis de datos”, señaló Sparla. “Quizás se pueda ver cómo la dureza del pélet afecta el desempeño en las fases de crecimiento o finalización”.
Mediante datos y algoritmos, la planta puede ofrecer un valor añadido al avicultor y mejorar los programas de alimentación.
Perspectiva del científico
Cada pollo es diferente y no contamos con una plantilla que sirva para todos.
El profesor Bart de Ketelaere, de la Universidad KU Leuven, en Lovaina, Bélgica, hace notar que cada vez más el éxito se basa en los datos, en muchos datos.
En lo referente a material biológico, como las aves, se necesita del big data y de modelos de alta calidad, aunque recuerda que no ofrecen garantías de éxito.
No es suficiente con juntar datos, tienen que ser los datos correctos. “Cuando digo que necesitamos que sean los datos correctos, me refiero a que necesitamos entender los procesos subyacentes para evitar correlaciones falsas”.
Los datos deben cubrir el rango y la variabilidad de interés para formar una base sólida de predicción, evitando casos que pudieran correlacionarse, pero que en realidad no tienen nada que ver uno con otro.
De Ketelaere cree también que, para tener éxito con el big data, necesita haber una interacción cercana entre los científicos de datos y aquellos con una clara comprensión de los procesos subyacentes, como, por ejemplo, los zootecnistas en aves.
¿Es el “big data” solo para grandes avicultores?
Con frecuencia, se dice que el big data pareciera ser una panacea de oportunidades para el avicultor. ¿Pero tiene que ser todo o nada? ¿Algo solo para grandes productores, que pueden hacer grandes inversiones? ¿O pueden aprovechar estas ventajas las operaciones más pequeñas o de menor escala? WATT Global Media habló con Richard ten Caten, de FarmResult, para saber más al respecto.
Cada vez hay más sistemas de monitoreo, lo que permite al productor ver en tiempo real lo que pasa en la parvada y actuar como corresponda. Sin embargo, lo que monitorea puede ser tan amplio como lo permita el sistema o tan centrado como quiera el productor.
Para algunos, la instalación de un sistema de monitoreo puede parecer de enormes proporciones o financieramente fuera del alcance de pequeños productores, pero no tiene que ser el caso.
A la medida
PoultryResult puede usarse en las granjas integradas más grandes para registrar y recopilar datos que van desde los detalles de materias primas hasta a las condiciones de la caseta y peso final al sacrificio, de forma automática o manual.
El producto se adapta a las circunstancias particulares y trabaja con equipo que ya está en funcionamiento en la caseta. Se puede recolectar información del agua, alimento, peso, temperatura, etc. Si hay algo que se pueda medir, se puede recabar la información e ingresarse en el tablero.
En granjas avícolas con varias ubicaciones o múltiples casetas, se puede hacer una red que las conecte a todas al tablero.
El sistema también está a disposición del pequeño productor. Si la caseta no cuenta con sensores, se pueden instalar. Mediante la aplicación en iOS o Android, el avicultor puede ingresar datos a mano y luego pasarlos al tablero.
Además de vigilar la caseta, estos sistemas pueden verse como prevención, señaló Ten Caten. Cuando surgen problemas, el productor puede reaccionar para garantizar que no vaya a suceder una situación similar. El tablero alerta al productor de posibles problemas mediante una luz roja. Si hay algo mal o que se sale de lo normal, simplemente es cuestión de hacer clic en la ubicación e indagar en la caseta en particular para ver qué es lo que pasa y hacer los ajustes necesarios.
Fuente: IndustriaAvicola