La encefalopatía espongiforme bovina (EEB), comúnmente conocida como “vaca loca”, es una enfermedad neurodegenerativa que afecta al ganado bovino. En Argentina, gracias a los esfuerzos del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) y otros organismos, se ha logrado mantener un estatus sanitario de riesgo insignificante a nivel internacional en relación con esta enfermedad.
En una entrevista exclusiva para Cátedra Avícola & Agropecuaria, Noelia Román, referente del programa de EEB del Senasa, compartió detalles sobre las estrategias implementadas para prevenir y controlar esta enfermedad en el país.
Román explicó que hay cuatro pilares fundamentales en la estrategia de control de la EEB:
- Control de las Importaciones: Se controla rigurosamente la importación de productos animales que puedan contener proteínas de origen animal, como harinas de carne y hueso, para evitar el riesgo de introducción de la enfermedad en el país.
- Prevención del Reciclado: Se monitorea y regula el uso de subproductos de origen animal en la alimentación del ganado, especialmente en rumiantes, para prevenir el riesgo de diseminación de la enfermedad a través de la cadena alimentaria.
- Vigilancia Epidemiológica: Se realiza una vigilancia activa para detectar posibles casos de EEB en el ganado, buscando signos neurológicos característicos de la enfermedad en los animales.
- Capacitación: Se llevan a cabo programas de capacitación dirigidos tanto a productores ganaderos como al público en general, con el objetivo de concienciar sobre la importancia de mantener el estatus sanitario del país y prevenir la propagación de la enfermedad.
En cuanto a los productores ganaderos, Román enfatizó la importancia de vigilar los signos neurológicos en los animales, ya que la enfermedad tiene un período de incubación largo y los signos pueden ser sutiles. Detectar y notificar rápidamente posibles casos de EEB es crucial para sacar a los animales enfermos de la cadena alimentaria y prevenir la propagación de la enfermedad.
“Nuestro país es considerado país de reconocida por la ONSA como país de riesgo insignificante para la encefalopatía espongiforme bovina.”
En cuanto al consumo humano, Román señaló que la EEB es una zoonosis, lo que significa que puede transmitirse a los seres humanos. Sin embargo, gracias a las medidas de prevención implementadas en Argentina, como la prohibición de alimentar a los animales con harinas de carne y hueso, el riesgo para los consumidores es insignificante.
El trabajo del Senasa y otros organismos en la prevención y control de la EEB ha sido fundamental para mantener el estatus sanitario de Argentina en relación con esta enfermedad. Gracias a estas medidas, los consumidores pueden confiar en la seguridad de la carne de vacuno producida en el país, mientras se protege la salud del ganado y se preserva la reputación internacional de la industria ganadera argentina.
Sobre la encefalopatía espongiforme bovina
La encefalopatía espongiforme bovina (EEB), comúnmente conocida como “vaca loca”, es una enfermedad neurodegenerativa que afecta al ganado bovino. Es causada por priones, que son proteínas mal plegadas y contagiosas que provocan cambios en la estructura de otras proteínas similares en el cuerpo. Estos cambios conducen a la acumulación de proteínas anormales en el cerebro y la médula espinal, lo que resulta en daño cerebral progresivo.
La EEB se transmite principalmente a través del consumo de alimentos contaminados con tejido cerebral o nervioso de animales infectados. Históricamente, la práctica de alimentar a los rumiantes con harinas de carne y hueso, que a menudo contenían tejido nervioso de animales infectados, fue una de las principales vías de transmisión de la enfermedad.
Los signos clínicos de la EEB incluyen cambios en el comportamiento, como nerviosismo, agresión y dificultades para caminar, así como problemas neurológicos como temblores musculares y dificultades para levantarse. La enfermedad es fatal y no tiene tratamiento conocido.
La detección temprana y la prevención son fundamentales para controlar la propagación de la EEB. Muchos países, incluida Argentina, implementan estrictas regulaciones y programas de vigilancia para prevenir la introducción y propagación de la enfermedad en los rebaños ganaderos, lo que contribuye al mantenimiento de un estatus sanitario favorable a nivel internacional.